lunes, 8 de agosto de 2011

SER CONSERVADOR


Los conservadores.
Siempre escucho críticas contra este grupo de personas dentro de la Iglesia o la política.
Para algunos, la piedra de tope para que la Iglesia crezca. Para otros, el seguro de la Iglesia para que se mantenga firme.

¿Qué es lo bueno de ser conservador? ¿Qué es lo malo?

Yo creo que está bien conservar algunas cosas. Saber conservar en el corazón las palabras de Cristo, como lo hacía María (Lc 2, 19). Pero también es importante entender que Dios habla en la historia -a veces más que en la naturaleza- y es fundamental para un cristiano estar atento a los signos de los tiempos para actualizar constantemente el mensaje de Jesús y del Evangelio.

Muchas de las leyes del Antiguo Testamento, que hoy aún respetan los judíos, surgieron por motivos de salud o de exigencias de la época, sin embargo con el tiempo se fueron modificando y actualizando respondiendo verdaderamente al hombre. Hay que abrirle paso a la vida, como decía el Padre José Kentenich.

Pero ¿Quién nos dice qué cosa conservar y qué cosa no? ¿Cuál es el criterio para tomar dicha decisión? ¿La conciencia? ¿El corazón? ¿Los medios de comunicación? ¿El contexto? Está difícil.

Si vamos a conservar algo, conservemos el mensaje de Cristo, nada más. Si hay algo más que guardar, que Dios nos lo exprese en la historia.

2 comentarios:

  1. Si lo quieres adecuar, si no fuese por un puntal sólido, estable y perdurable todo el andamiaje se caería, no habría un referente que invite a la continuidad del motivo, cualquiera sea este... Así como Jesús que nunca fue vencido, él es el guía, el camino... A ti, un fuerte abrazo, Rodisi

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  2. No había visto tu comentario, Rodisi. Gracias por tus palabras, realmente Cristo ha de ser nuestro puntal y desde ahí nada podrá caer.
    Un abrazo grande

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