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lunes, 29 de mayo de 2017

EL SECRETO DE "J"

Los tiempos de Dios no son los nuestros. Eso lo tengo claro... al menos en el discurso. Pero Dios se encarga de recordármelo sutilmente.

Siempre que voy a Misiones tengo la intención de escribir sobre alguna experiencia vivida ahí y digna de compartir, pero una vez más Dios me hace un “tapaboca” recordándome dejar de lado la soberbia y los egoísmos. Más aún si considero que este año el lema hablaba de abandonar todo en manos de María, como Ella lo hizo en manos de Dios.

No quiero decir con esto que no hubo nada digno de publicar, ni mucho menos. Muy por el contrario, fue una Misión espectacular y rica en aprendizajes… pero Dios se encargó de hacerme esperar varios meses para encontrar la experiencia más importante de estas Misiones.

Hace unos días estaba conversando con "J", una alumna a la que no le iba bien el Colegio, solía pasar de curso a final de año siempre “con lo justo” y con una angustia propia de la situación. Le pregunté cómo estaba, cómo iba su rendimiento en este año. Sorprendentemente me dijo que le estaba yendo excelente, que sus notas eran muy buenas, a pesar de que este año era más difícil. Luego de esto tuvo una explosión de sinceridad maravillosa y, casi como desahogándose, me dijo “Sir, lo que pasa es que… yo le voy a contar. Desde que fui a Misiones todo cambió. Lo que pasa es que en Misiones yo necesitaba que Dios me ayudara con algo, y le pedí que me cumpliera eso, recé mucho, y lo cumplió. Desde ahí que cuando necesito algo rezo con fuerzas y Dios siempre cumple lo que le pido, por ejemplo ahora le he pedido que me vaya bien en el Colegio, o más bien, que me haga entender, que todo el tiempo que invierto en estudiar tenga fruto, y así ha sido hasta ahora”. Le expresé mi alegría por lo que me contaba y ella sonreía reflejo de un gozo inmenso en el corazón, contrario a la angustia que manifestaba cada final de semestre.

Ahora, cada vez que me cruzo con J en el pasillo o el patio, me sonríe como recordándome que yo sé su secreto. Y lo sé. Eso me alegra el alma: saber que por las Misiones J incrementó su fe y, más aun, saber que Dios le responde a esa fe.


domingo, 18 de agosto de 2013

rezo



No recuerdo bien el día en que recé por primera vez, pero sé que fue desde niño ¿cómo aprendí a rezar desde tan pequeño? ¿Por qué comencé a hacerlo? De seguro fue mi mamá o mi abuelita que me dijo que juntara las manos, que cerrara los ojos y que, si me concentraba con profunda fe, alguien escucharía mis oraciones allá arriba en el Cielo.

Así fue.


Recuerdo que funcionó, recuerdo que por eso seguí haciéndolo.

viernes, 17 de diciembre de 2010

POR DÉBIL CONVICCIÓN Y FRÁGIL MEMORIA

¿Por qué repetir los cantos de Taizé una y otra vez?

Es lo que nos discuten muchas personas también frente a oraciones como el Padre Nuestro o el Ave María: ¿Por qué repetir reiteradamente?

Porque así nos vamos convenciendo más aún de que son ciertos.

Porque así es más probable que se nos graben a fuego en el corazón.

Yo lo creo, yo no lo olvido: Dios es ternura.


jueves, 16 de diciembre de 2010

DE CONFIANZA



En cuanto a la confianza, fue más difícil de entender.

¿Qué tiene que ver la confianza con la oración?

Yo siempre he pensado que por la oración nos hacemos más hijos de Dios. Nos educamos profundamente en filialidad, pues reconocemos que es necesaria la ayuda de Alguien superior, de un Padre Bueno y bondadoso.

Pero dudo que esa haya sido la razón por la que los hermanos de Taizé hayan llamado así a este encuentro. Al finalizarlo, sin embargo, concluyo que la razón no se encuentra en lo profundo de la oración sino en las consecuencias de ésta. Si rezamos persistentemente y esto no nos lleva a vincularnos a nuestros hermanos ¿de qué sirve entonces?

Confianza en Dios, pero también confianza en nuestros hermanos.



miércoles, 15 de diciembre de 2010

PEREGRINACIÓN

Esto lo escribí el día 9 de Diciembre, en Santiago, comenzando la Peregrinación de Confianza de Taizé.

Desde que supe sobre este encuentro en Santiago -y más aún cuando supe que yo participaría- me llamó profundamente la atención el título “Peregrinación de Confianza”.

En primer lugar por la expresión peregrinación y en segundo lugar por la actitud de confianza a la que se nos invita en esta reunión ecuménica.

“¿Peregrinación? ¿por qué? Mi mayor viaje es el que haré para llegar a Santiago en bus, o tal vez hagamos allá alguna caminata… o seguramente se le llamó así porque viene mucha gente desde el extranjero…” Eso decía sobre este encuentro hasta antes de vivirlo hoy, sin embargo siempre creí que había algo más y así fue.

La oración de ayer fue hermosa, profunda y llena de paz.
La oración de hoy en la mañana en la Parroquia Nuestra Señora del Carmen de Ñuñoa fue aún mejor, íntima y cercana, con momentos de profunda vinculación al Señor.
Pero la oración del mediodía me causó una gran conmoción interior… ¡Me faltó tiempo para rezar! ¡Una hora de oración no fue suficiente! Para coronar la jornada estuve en la cruz de Taizé rezando junto a algunos hermanos.

¿Por qué menciono todo esto? Porque creo que desde que llegué a Taizé y viví esto he “peregrinado” a un lugar distinto. He hecho un camino desde mi mismo hasta un nuevo “yo”… o uno antiguo que aún no descubría y no descubriría sin esta música y este silencio que he recibido en esta Peregrinación.

Además, otra razón por la que creo que se llama “Peregrinación” a este encuentro es porque la gente que está aquí, estamos buscando, estamos en búsqueda constante, estamos -en definitiva- inquietos.

Eso es lo que más me anima a seguir caminando en esta Peregrinación de Confianza.

lunes, 15 de noviembre de 2010

LA IMPORTANCIA DE LA ORACIÓN

A veces, como todos supongo, dudo de la efectividad de la oración.
Dudo de la efectividad de ese "el que pide se le dará (Mt 7,7)".
Seguramente en ese afán por encontrarle un sentido a la oración como petición he descubierto algo más importante aún:

Cuando uno reza y pide a Dios -con o sin esperanza de que esto se cumpla- en verdad uno está reconociéndose pequeño, está reconociéndose hijo, está declarando que no puede sólo y que necesita de Alguien; está asumiendo su vulnerabilidad.

Alzar nuestra mirada y rogar a Dios es decir "Padre, soy hijo. Padre soy tu hijo".
Decir "Me confío en Tus Manos, porque soy débil y sólo no puedo".
Rezar es reconocerse pequeño.

A mi juicio, eso es lo más importante de la oración; no esperar que Dios cumpla lo que uno le pide, sino esperar crecer en filialidad a Él.




Dedicado con cariño a todas mis compañeras que a esta altura del año piensan en sus propias fuerzas, en sus méritos, en lo difícil de este camino. Confíense. Recen.
¡Ánimo!

martes, 27 de julio de 2010

TODO TUYO

Llegué ayer de Curanilahue y me encontré con una mate traído por mi tía Ma Alicia desde San Pedro de Atacama como regalo para mí.
Dentro de él había una estampita que me trajo desde el Santuario de Santa Teresita de los Andes, Auco. Decía lo siguiente:

¡Virgen, Madre de mi Dios,
haz que yo sea todo tuyo!
Tuyo en la vida,
tuya en la muerte,
tuyo en el sufrimiento,
tuyo en el miedo
y en la miseria,
tuyo en la cruz
y en el doloroso desaliento,
tuyo en el tiempo
y en la eternidad.
Virgen, Madre de mi Dios,
¡haz que yo sea todo tuyo!
Amén.

¡Esta es la oración con que Juan Pablo II consagró su pontificado y miren todo lo que logró! Esta es la actitud que quiero conquistar a ver si logro lo mismo, o más.
Ya os contaré de mis vacaciones muy poco descansadas y muy trabajadas... ¡y muy felices por lo mismo!

martes, 1 de junio de 2010

¿QUIÉN DIJO QUE LOS JÓVENES NO REZAMOS EL ROSARIO?


¿Quién dijo que los jovenes no rezamos el rosario? En sólo esta media hora que he estado en el Santuario yo recé uno en silencio y ahora han llegado 6 niñas a rezarlo.
¿Habrá un minuto en que ningún joven en el mundo esté rezándolo? No creo.

¿Habrás recibido hoy suficientes rosas, María? Antes de rezar ese rosario vino a mi mente ese pensamiento: “rezar un rosario es regalar 50 rosas a María”. Miré hacia el altar y vi cuántas rosas hay a tus pies… ¡son muchas! Pero creo que no es suficiente. Nunca es suficiente.


Yo rezo el rosario.
Yo le regalo rosas a María aunque a sus pies haya una corona de ellas.

27 marzo 2010

miércoles, 12 de mayo de 2010

A LA PUNTA DEL CERRO

…¿Hace cuantas noches no dirijo mi mirada hacia a Ti antes de dormir?...
Hace dos fines de semana fuimos de retiro con el consejo de la rama y, de vuelta a Temuco, pasamos muy improvisadamente al volcán Villarrica con la intención de recorrer un poco y caminar, pero terminamos caminando varios kilómetros en subida. Cuando nos detuvimos rezamos y escuchamos el silencio por un rato… fue sentir que me abrazabas fuerte; me sentía tan pequeño que seguramente se te hizo más fácil abrazarme.
Sin embargo pensé ¡¡Es increíble que sea necesario irse a la punta del cerro (literalmente) para encontrarte!! ¿Por qué sucede eso? Si siempre he planteado y reafirmado que a Ti y a tu Hijo los encuentro en el hombre, en el otro; no en la soledad. Probablemente quieras que aprenda a rezar, a unirme contigo profundamente, y sólo después de encontrarte en la oración podré encontrarte en el otro.
¿Quieres que me aleje? ¿Que me retire? Yo quiero ver tu rostro y si así lo quieres que así se haga.

(29 Mayo de 2009. Santuario Mariano de Bellavista, Santiago)


miércoles, 28 de abril de 2010

SANTA INDIFERENCIA (Sn Ignacio de Loyola)

Tomad, Señor y recibid
Toda mi libertad
Mi memoria, mi entendimiento
Y toda mi voluntad;
Todo mi haber y mi poseer.
Vos me lo disteis;
a vos, Señor, lo torno
todo es vuestro.
Disponed a toda vuestra voluntad,
Dadme vuestro amor y gracia,
Que esta me basta.

Amén

lunes, 26 de abril de 2010

CASI NUNCA QUIETO

Este es el único lugar en que estoy quieto, pero una vez que salgo de él no puedo estarlo… (24 abr 2010)


lunes, 19 de abril de 2010

LA COMUNIÓN (De la caja roja 4)

Esto fue escrito el 3 de diciembre de 2006. Hay muchas cosas que ya no comparto. Hay cosas que han cambiado, cuyas percepción es diferente hoy, pero como dije un par de entradas atrás, quise mantenerme fiel a estos textos, dejarlos tal como los encontré…

Cada vez que voy a misa me fijo en cómo comulga la mayoría de la gente.
Para empezar, le dicen a su amigo que está al lado suyo “¿Vamos a comulgar?” y el otro le dice “Bueno” el 90% de las veces.
Luego, mientras hacen la fila, se preocupan de saludar a la mayor cantidad de gente posible. Conversan con el que está atrás o adelante, y miran todo el lugar para ver si hay algún conocido. Y, por último, una vez que ya han comulgado, mastican rápidamente la hostia y la tragan para seguir conversando, en algunos casos rezan un poquito.
Si uno comulga o no, es decisión propia. Invitar a alguien o esperar ser invitado demuestra que ¿no nos atrevemos a recibir a Cristo por nuestra cuenta?
Es difícil de entender.
Mientras hacemos la fila para comulgar deberíamos ir concentrados en lo que vamos a hacer: ¡Recibir a CRISTO! Rezarle para que se quede en nuestro corazón. Prepararse, concentrarse, etc.
Una vez que ya hemos recibido a Jesús tendríamos que aprovechar al máximo ese momento. Rezar, rezar, rezar para que Jesús no se vaya de nuestro corazón, de nuestra boca, de nuestro pensamiento.

Jesús
Con la certeza de que ahora estás en mi corazón y consciente de que nunca vas a estar más cerca de él
Quiero contarte que…
Agradecerte por…
Pedirte por…
Y pedirte que te mantengas en mí
Que cada comunión que tengamos
Me acerque más a Ti
Para poder llegar a ser reflejo tuyo.
No te vayas de mi corazón
No te vayas de mi pensamiento
No te vayas de mi boca
No te vayas de mis manos
Y así darte gloria en cada acto de mi vida.
Amén.

Hoy valoro mucho el hecho de que alguien te invite a comulgar, aunque a veces hay que saber a quien decírselo, debe existir la confianza para que esa persona se sienta con la libertad de decirte “No, gracias” sabiendo que no le está diciendo “No, gracias” a Cristo.
Con respecto a la pregunta “¿No nos atrevemos a recibir a Cristo por nuestra cuenta?” hoy sin duda respondería que no me atrevo, que no se puede, que no se es digno, que se necesita de el otro para que te ayude a recibirlo. Eso, precisamente, es la “Koinonía”; eso es la Eucaristía.

lunes, 12 de abril de 2010

LA ORACIÓN (De la caja roja 1)

Durante el fin de semana ordenando unas cosas encontré -dentro de la gran caja roja de madera que normalmente tengo en mi pieza pero muy rara vez abro- unos cuadernos en los que alguna vez escribí.. son de 2006 y 2007 aproximadamente. Los transcribí textual para no "contaminar" de alguna manera lo que pensé en esos tiempos.
Esto, por ejemplo, lo escribí el 22 de Noviembre de 2006. Ahí voy.. ¿o ahí fui?


San Alberto dice que la oración debe ser el alimento del apóstol, su principal arma. La oración es el momento o uno de los momentos en que estamos más cerca de dios, más aún la oración en comunión con Él.
Pero a pesar de que todos sabemos esto sobre la oración (y mucho más) nos cuesta mucho hacer de este acto algo realmente importante y necesario en nuestra vidas, por lo menos es mi caso.
Debo aprender estos puntos, pero sobre todo ponerlos en práctica.

1.- Cerrar las puertas de los sentidos.
Obviamente me es muy difícil concentrarme (y no sólo en la oración). Hay que esforzarse por lograr estar sólo Dios y yo, frente a frente, cara a cara. Si para eso es necesario cerrar los ojos, dejar de respirar, taparse los oídos, debo hacerlo; si es necesario estar mirando un crucifijo o una imagen de María, si es necesario prender un incienso u oler una flor, o poner alguna música especial, debo hacerlo.
Dios merece que nuestro diálogo con Él sea fluido y vale la pena cualquier cosa para lograr esa concentración necesaria. Él nos habla todo el tiempo, a cada instante; debemos por lo tanto dedicarle un tiempo importante para hablarle.

2.- Hablar con Dios… ¡Sí, Dios!
Suele suceder, sobre todo en oraciones grupales, que uno, al rezar, se olvida de estar hablando con Dios y se esfuerza por hacer una oración estéticamente perfecta sin importar el verdadero sentido y el significado de lo que está haciendo.
Es necesario tomar conciencia de que no estoy hablándole a un amigo o algún santo… le estoy hablando a mi Dios, al mismísimo Dios, a quien creó el universo. En ese momento de oración no se me puede olvidar eso: “estoy hablando con Dios”. Nuestra conexión debe ser muy profunda y llena de fe.
Lo más probable es que todo recemos el Padre nuestro, el Ave María o cualquier oración “prefabricada” de memoria y sin pensar y analizar siquiera lo que estoy diciendo. También ahí debo estar consciente de rezarle a Dios esas palabras. Lo mismo cuando el padre en misa diga “oremos…” Esas palabras que diga después, analizarlas y hacerlas nuestras.
Este punto, sin duda, es el más importante: hablar con Dios.

3.- Rezar, no cumplir.
No debemos sentir la oración como nuestra obligación, como un deber, sino como un derecho, un regalo, un privilegio. No debemos rezar por cumplir con nuestro horario espiritual o nuestra oración de la noche, sino porque realmente queremos hacerlo. Nuestra relación con Dios debe ser la de dos buenos amigos, que cuentan las horas para contarse lo sucedido el uno al otro al estar juntos.
Oración no es obligación. En ocasiones, cuando voy a rezar y tengo ese sentimiento de “rezar por cumplir”, prefiero no rezar. Dios no merece nada a medias. Pero desde hoy cuando sienta eso, me diré a mi mismo: “la oración es un regalo, no lo desaproveches”.

4.- Constancia.
Cada día debo educarme en la oración, debo ir logrando una oración más profunda e intensa y, como decía el Padre Kentenich: “a caminar se aprende caminando, a amar se aprende amando” me atrevo a agregar “a rezar se aprende rezando”.
Mientras más constante seamos en la oración, más creceremos en ella.
Suele suceder que si dejamos de rezar un día no tendremos problema e dejar de rezar el siguiente, y el siguiente, y el siguiente…

Me salió un poco largo después de todo.. ¡y tanto que alego contra las entradas largas! ¡Bah!



jueves, 21 de enero de 2010

Ruidos y silencios

Esta columna la escribí hace ya varios meses. Semana Santa 2009 después de un retiro de Sábado Santo dado por el Padre Enrique da Fonseca en Ayinrehue, Temuco. Ahora que estoy de vacaciones creo que es muy acertado pensar en estos "silencios".

El Padre Enrique da Fonseca dijo el sábado en retiro de jóvenes: “la música se compone de ruidos y silencios”…

Si mi vida fuera una canción no hay duda de que existirían momentos de ruidos y momentos de silencios.

Momentos de ruido son esos en que hago mucho, en que estoy en constante movimiento, llevando a cabo proyectos, practicando un apostolado, organizando retiros, misas, misiones, etc… ¡y qué importante es hacerlo! ¡qué importante es que haya ruido en mi vida! Pero ¿Qué pasa cuando mi vida solo se llena de “hacer”? Me convierto en un activista de la historia; si la música solo es ruido constante agota.

Momentos de silencio son esos en que estoy quieto, en que estoy solo, en que estoy en oración, en contemplación, los momentos en que detengo mi rutina y la observo, la evalúo, simplemente “soy”. Esos momentos en dan sentido a mi vida ¡¡Qué importante es que haya silencio en mi vida!! Pero ¿Qué pasa cuando mi vida solo se llena de “ser”? Me convierto en un pasivista de la historia; si la música solo es silencio aburre.

Por lo tanto quiero y anhelo de corazón que esa canción, que se compone día a día, sea compuesta por las manos puras de María, Ella, que es el equilibrio entre naturaleza y gracia, entre fe y vida… ¡¡Que María componga mi canción!!

(14 de Abril 2009, Temuco)

lunes, 18 de enero de 2010

Retiro de relleno

Hace dos días llegué de misiones de un colegio que lleva 11 años misionando cada verano... una hermosa labor, sin duda.

Alojamos en un colegio durante esos días. El último día -a diferencia del relato de la Creación, donde Dios descansaba- había que trabajar al máximo para dejar todo limpio.
Con los 90 muchachos que rondaban el lugar recogiendo basura, pero también botando otro poco, jugando y desordenando era imposible. A uno de los profesores se le ocurrió una idea y le dijo al sacerdote que nos acompañaba lo siguiente (que es el principal motivo de estas líneas):

- Padre. Necesitamos que haga un retiro de finalización de Misiones en la capilla por favor. Que dure como una hora.- el Padre respondió.
- Y ¿sobre qué les voy a hablar?
- No sé, de lo que sea -insistió el profesor de religión- lo que importa es mantenerlos ocupados fuera del colegio para mientras tanto poder limpiar y ordenar el lugar.


Esto me hace pensar en el poco valor que le damos a esos momentos de reflexión. Nunca nos retiramos.
Nunca miramos hacia atrás para poder mirar hacia adelante.
No le damos tiempo a nuestro espíritu.
No nos damos tiempo de retiro, de meditación, de reflexión, de silencio, de oración, de contemplación...
¡Ni siquiera yo que estoy escribiendo sobre esto me doy suficiente tiempo para ello!

La reflexión personal parece estar relegada a un lugar muy olvidado. Si alcanza el tiempo lo hacemos... peor aún, si necesitamos mantener a la gente ocupada hacemos un retiro.

domingo, 6 de diciembre de 2009

Primer Verano VI parte

No hay duda de que la gran conclusión de todos los años es la misma: Un mes es muy poco para dedicarselo a María, a esa mujer fiel y sencilla que dedica su vida al Cristo.

Se acaba el Mes de María y una vez más me enamoro más de Ella;
una vez más me considero poco digno de su amor;
una vez más le ofrezco la vida... y una vez más sigue siendo poco.

¡Hay flores cuya frescura y lozanía jamás pasan!

jueves, 26 de noviembre de 2009

Primer Verano, parte V (María ¿Quién eres?)

Dios Padre la elige como Hija.
Dios Hijo la reconoce como Madre.
Dios Espíritu Santo la bendice como Esposa.

¿Quién es para mí María?
Jesús le pregunta directamente a sus discípulos “Y ustedes ¿Quién decís que soy?” (Mt 16, 15).
Tal vez para los apóstoles no estaba tan claro quien era Jesús. Lo seguían porque lo admiraban, porque les brindaba seguridad, porque valoraban sus milagros, porque les asombraban sus palabras, porque los educaban sus parábolas… porque creían en Él.

María nunca nos ha interpelado de tal manera, y es porque su misión es clara: ser Madre de Dios a través de su Sí.

Pero ¿no tenemos acaso como hijos de Dios la misma misión que María? ¿No es María para nosotros -en primer lugar y entre tantas cosas- un modelo a seguir?
Sin duda que sí. Además se nos ha heredado la misión de la Virgen como describe tan hermosamente el Padre Hernán Alessandri en “Nuestra Misión, ser Alma del Mundo”: La misión de que hemos estado hablando no es, en el fondo, sino que una prolongación de la Misión Personal de María […]. Y todos los que participamos en esa misión, nos convertimos -como decía San Agustín- en “madres de Cristo”, que lo ayudan a aseguir naciendo en la vida de los hombres, en todos los tiempos y culturas.

Y si María me preguntara hoy:
“Y tú ¿Quién dices que soy?”
María, eres mi Madre.
María, eres mi Reina.
María, eres mi Bandera.
María, eres mi ejemplo.
María, eres mi Mujer amada.
María, eres mi Vida…

¡Que María sea nuestra Misión!

miércoles, 18 de noviembre de 2009

Primer Verano parte IV (50 rosas para María)

¿Por qué da vergüenza caminar con una rosa de regalo para la mujer que uno ama? ¿Por qué da vergüenza que te vean con un ramo de flores en la calle?

Por la misma razón por la que da vergüenza rezar el rosario delante de más gente: porque es un signo del amor, que es tan propio e íntimo de esas dos personas, que evitamos que se haga parte del mundo, de los demás. Puede que suene egoísta, pero es en esa intimidad y silencio donde esos signos encuentran sus sentido más pleno. No es vergüenza, entonces, sino un anhelo de mantener eso en la complicidad mutua más interna y personal.



Rezar el Rosario es regalarle rosas a la Mujer Amada, a María. Regalárselo en silencio y en privado. Sólo Ella y yo comunicándonos en la oración.
Sentir cada cuenta del Rosario puede parecerle a muchos repetitivo, cuestión de costumbre o incluso tonto ...pero ¿hace daño regalar una rosa? y si repetimos ese acto ¿no pareceremos románticos y evidentemente enamorados, en lugar de tontos como muchos podrían pensar? Con el Rosario pasa lo mismo ¿hace daño rezarle un avemaría a la Virgen? ¿hace daño rezarle 50?

Yo rezo el Rosario. No muy seguido, pero lo hago. Y lo hago porque estoy enamorado de María.



Rezar el Rosario es regalarle 50 rosas a María ¿Qué noble caballero podría negarse a regalar tal ramo a tal Mujer?

martes, 3 de noviembre de 2009

¡Señor, haznos inquietos!

¡Qué importante es para mí esta oración! Estar inquietos, en constante actividad. Lo he dicho muchas veces y lo vuelvo a repetir: que pena llegar al final del día, mirar hacia atrás y darse cuenta que no hemos hecho nada, llegar a la cama sin algo de que descansar… que esto no se entienda como un querer sufrir o querer hacernos daño a nosotros mismos a través de ese cansancio. Es entender que ese cansancio debe ser signo de lo que realizamos durante el día.
Por otro lado este cansancio físico, esa inquietud en lo físico debe ir acompañada de una inquietud espiritual… no. Más bien, debe ser a raíz de una inquietud espiritual. Que lo que haga sea movido por la fuerza del Paráclito y sea precisamente, la voluntad de Dios.
No queremos caer en un activismo casi enfermizo. Queremos ser inquietos, para nunca dejar de buscarte y encontrarte, Padre, ver tu huella en cada cosa y en cada situación de nuestras vidas.
Que nuestra inquietud espiritual nos lleve a una constante vida de oración y contemplación… que nuestra inquietud espiritual, además nunca nos haga sentirnos conformes, no por un tema de soberbia o pesimismo, al contrario. Que nos podamos dar cuenta que siempre podemos dar más, siempre podemos hacer más, siempre podemos rezar más, siempre podemos estar más cerca de ti… por lo tanto, es inconformidad nos lleve a la profundidad como la inquietud nos lleva a la constancia en nuestra búsqueda incesante por encontrarte.
Cuando en el colegio un niño es inquieto se le tacha de desordenado o problemático, pero no me cabe duda que esos son los niños que en el futuro tampoco estarán quietos; que esos son los niños que frente a un problema no se detendrán a discutir o reflexionar lo triste que pueda ser la situación; esos son los niños que en futuro serán capaces de hacer una revolución; de hacer grandes cambios en el mundo, porque -he aquí lo importante de la inquietud espiritual- sin duda la raíz de la acción de todo revolucionario radica no en el bien y felicidad propios, sino en la felicidad del otro… ¡Ay del que se mantenga quieto! Porque será signo de que se conformó con su felicidad, porque será signo de que dejó de preocuparse por la felicidad del hermano, porque será signo de que dejó de preocuparse por la felicidad de esos Cristos sufrientes.

¡Haz que nuestro corazón nunca esté quieto! ¡Que no deje de latir! ¡Que no deje de amar!
¡Haz que nuestras manos nunca estén quietas! ¡Que no dejen de sostener! ¡Que no dejen de actuar!
¡Haz que nuestro espíritu nunca esté quieto! ¡Que no deje de buscarte! ¡Que no deje de encontrarte, Señor!
Hazme inquieto, Señor.
No me conformes, inquiétame.


(6 de Enero 2009. Catedral de Villarrica)