domingo, 9 de enero de 2011

JARDINERO DE LA VIDA


Hace un tiempo prometí que lo haría y quedó pendiente la deuda: hablar sobre la muerte de mi padre.
Estuvo stand-by no porque no quisiera hacerlo, ni porque se me hiciera difícil.. ni porque hubiera razón alguna, sino porque simplemente se me había olvidado.

A veces me siento culpable por no haberme sentido mal cuando él murió, pero -como dijo un buen amigo- las relaciones van más allá de la sangre, se fundamentan en los vínculos afectivos, incluso con aquellas personas que te han dado la vida*.
Que quede claro que tampoco me alegré, en ningún caso.

En Schoenstatt hablamos de que padre es aquel que da la vida y que se hace responsable por ella. Estoy más de acuerdo con la segunda parte.
¿Cómo iba a sufrir por él? ¿Cómo iba a llamarlo padre?

Jardinero es el que riega, no el que siembra.

Espero algún día ser padre y quiero cultivar la vida, no sólo echarla a andar.
Creo que Dios es un Padre Jardinero de la Vida: crea la vida y la acompaña en todo momento, no porque se sienta obligado a hacerlo, sino -justamente- porque nos ama libre e infinitamente.


Foto tomada de aquí, en la etiqueta "Jardinero Mágico".
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(*): Para mí la vida es más que el hecho de vivir.

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