El 20 de enero de 1942 el Padre José Kentenich, pudiendo libre y justamente librarse de hacerlo, decide ir al campo de concentración de Dachau ofreciendo su libertad exterior por la libertad interior de
El 2 de febrero de 1942, estando aún fuera de Dachau y seguro de que volvería con vida a su amado Schoenstatt redacta el “Canto de Gratitud” (HP 612) en el que escribe “¡Cayeron las cadenas! Resuene en las voces de todos un jubiloso cántico de gratitud…”.
¿Por qué el Padre Kentenich confiaba fehacientemente que sería liberado de Dachau incluso antes de entrar?
Este año pasé el día 20 de enero en Los Sauces, lejos del Santuario.
En la misa cantamos “Señor ¿a quién iremos?” y no pude evitar pensar en el Padre Kentenich como ese hombre tan traspasado por Dios que confiaba en
Dios confía en nuestra mecha que humea desde el interior. Si Él sopla, crea una llama capaz de incendiar el mundo, sólo hace falta que nosotros confiemos en su Plan como lo hiciera el Padre Kentenich en 1942, como lo hiciera María en
¿Quién podría amar como Tú
nuestra carne débil,
nuestro barro frágil?
¿Quién como Tú confía
en la mecha que humea en nuestro interior?
¿Quién como Tú espera
nuestro sí de amor?
La mecha humeante no la apagará...dice el canto. No tenemos otro Amor como este.
ResponderEliminarSiempre abierta al Plan de Dios en el Hoy, este es mi fin y mi Camino, de la Mano de la Madre y mirando a su Hijo, que me perdona siempre y me mira sin juzgarme, una alegria haberlo encontrado.Ya te he encontrado pollo con almendras!!me alegro.
Muchas gracias Gosspi! saludos!
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