Vale la pena ir a misa de 12.30 en mi comunidad, porque es una misa destinada para los niños. Van muchos pequeños y escuchan atentos la homilía del padre, responden a sus preguntas, e intentan adivinar sus acertijos...
Digo que vale la pena, porque es casi obvio que es una eucaristía un poco menos formal y a la cual hay que ir armado de paciencia y dispuesto a desconcentrarse fácilmente debido a los llantos, risas, saltos, portazos y gritos de los niños. Está bien, podríamos decir, es normal que conversen en la mitad del Evangelio o se atrevan a llorar en plena oración universal, pues son niños.
Los padres que van deben tener muy claro que ellos son un ejemplo para sus hijos en todo orden de cosas, incluyendo el comportamiento en misa. Pero hoy, justamente, me topé con una mamá que no lo tenía muy claro, y que encima reprendía a su hijo -de no más de 10 años- por su poca atención al altar.
Ella se encontró con un amigo de la infancia que no veía hace mucho tiempo -lo digo en serio, porque escuché completa la conversación- y se sentaron juntos, al lado mío y chacharearon hasta cansarse. Se mostraron mutuamente las fotos de sus hijos. La mujer se había divorciado hace poco y lamentablemente su padre había muerto hace unos meses... en fin. Hablaron mucho durante TODA la misa.
Casi al final, después de la comunión, llega uno de los niños.
- ¿Dónde estabas, Juan? Te perdiste toda la misa.- dijo ella descaradamente. En ese momento yo sólo pensaba si ella habría escuchado algo del evangelio, o qué le había parecido la predica...
- Afuera, jugando.- respondió inocentemente el pequeño.- Me quiero ir.
- Pero no podemos irnos todavía.- exclamó la madre acariciando la cabeza de su hijo.
- ¿Por qué no?- mis antenas se pararon para escuchar la respuesta de la madre. Sabía que ahí estaba la razón de todos sus actos:
- Eh.. porque no. Porque es así, no más.
Si ella no sabía por qué estaba ahí ¿cómo podría esperar que su hijo quisiera quedarse?
Si ella no respetaba lo que estaba sucediendo en el altar ¿cómo podría un niño de diez años, cuyo ejemplo y referente máximo es su madre, manifestar respeto por un misterio que no entendía?
Te las mandaste, demasiado bueno ;) y cierto a la vez...
ResponderEliminarKaren
Suele pasar esto muchas veces. Aquí, ¿sabes lo que hacen algunos padres?, llevan al niño a la Misa de niños y le dejan en la puerta y ahí le recogen pasado un rato; mientras, ellos desayunando en el bar o "por ahí", pero no dando un testimonio a sus niños.
ResponderEliminarLos padres deberían recibir una catequesis con sus hijos.
Un abrazo
¡Wow! Eso es más grave aún. Que pena.
ResponderEliminarConcuerdo plenamente con ese tipo de catequesis que mencionas, y que no solo sea durante la preparación para algún Sacramento, sino siempre, constante.
:O me gustó! siempre preciso amigito bello! te quiero!
ResponderEliminarGracias Feñita =)
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