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miércoles, 1 de abril de 2015

DUDAS

Junto al Padre Enrique estamos movilizando a los alumnos de 6° a 8° básico (11 a 13 años de edad) a que hagan preguntas sobre la fe, la Iglesia y la religión. En clases les he entregado un papelito para que pregunten sus dudas de manera anónima, de tal forma que el padre pueda responder dichas interrogantes en la homilía de las misas de los miércoles.

Surgen preguntas clásicas como “¿Por qué los sacerdotes no se pueden casar?” o “¿Qué pasa si cometo muchos pecados?”, etc. Pero hay varias que a mí, personalmente, me llaman la atención y me encantan, y que me motivan a seguir educando en la fe a estos muchachos y muchachas. Aquí van:

Si cuando nos morimos nos vamos al cielo y vivimos allá ¿Por qué tenemos que vivir acá antes?

¿Por qué Jesús no fue personalmente a decir que resucitó y mandó a las mujeres que lo fueron a ver?

Si Dios creó todo ¿Por qué está la droga en el mundo?

¿Por qué, en vez de mezclar las lenguas en la Torre de Babel, no impidió que fuera planeada su construcción?

¿Por qué, si somos sus hijos, Dios permite que nos hagamos daño entre nosotros?

¿Por qué pone a los seres humanos en el Paraíso, para luego quitárselo por el resto de la eternidad?

Cuando uno reza ¿Es mejor concentrarse y entender la frase o es mejor decirlo de memoria, pero rezarlo hartas veces?

¿Por qué Dios nos creó?

¿Si la serpiente no hubiese aparecido en el Jardín del Edén seguiríamos viviendo en la ignorancia y no tendríamos nada de lo que tenemos hoy?

¿Por qué Jesús se sacrificó por nosotros? Y ¿Qué consiguió con resucitar?

¿Es un pecado dudar de la existencia de Dios?

¿María siempre quiso ser mamá de Jesús?

¿Cómo no se pierde la fe y se mantiene en todo momento?

¿Cómo puedo hacer para estar más cercana a Dios si yo rezo todos los días, pido, doy gracias y pido perdón?


lunes, 14 de noviembre de 2011

¿CONFIRMAR LA FE?

Ayer asistí a la Confirmación de 50 jóvenes, entre ellos mi cuñada, Catita.

Volver a renovar ese compromiso día a día es fundamental para mantener VIVA nuestra fe. Aunque eso a veces nos llene de confusiones y dudas más que de respuestas. Ante eso solo queda abandonarse en Dios y entregarle todo lo que somos, como dice San Alberto Hurtado:

"Así, en la Confirmación, cuando renovamos lo que por nosotros se ofreció en el Bautismo, no sabemos bastante bien lo que ofrecemos, pero confiamos en Dios y esperamos que Él nos dará fuerzas para cumplirlo".

lunes, 30 de mayo de 2011

SACERDOTE ESPERANZA

La semana pasada vi la película "Duda" (2008) dirigida por John Patrick Shanley y con una espléndida actuación de Meryl Streep.

Junto a mí estaban mis amigos, incluyendo uno de ellos que es sacerdote.
Al finalizar el filme comentamos la película, y por supuesto, contextualizándola a la realidad chilena que nos aqueja: algunos sacerdotes acusados de abusos contra menores.

Al final de la película, la religiosa que acusa convencida durante todo la historia al sacerdote, reconoce que, a pesar de mostrarse tan segura, ella misma duda de su acusación.

Cuando comentamos el final, nuestro buen amigo sacerdote, dijo: "A mí, ese gesto de la hermana me da esperanza. Me anima a creer que la gente pueda seguir creyendo en los sacerdotes, aún en medio de todo este tema tan difícil"... Sus ojos se llenaron de lágrimas, y me imagino que su corazón de tristeza.

Pienso en la gran cantidad de sacerdotes jóvenes que han seguido su vocación aún en medio de esta sociedad que hoy los crucifica y apunta con el dedo más que nunca.
Pienso que ellos son esperanza para la Iglesia. Ellos me dan esperanza a mí.

Con cariño y orgullo para mi buen amigo, Padre EJ, y para todos los sacerdotes que dan su vida a los demás.

jueves, 14 de abril de 2011

PORQUE DUDASTE, CREES (Nicodemo)

La fe acarrea dudas. Ya lo he expresado en algunas oportunidades.

Nicodemo llega a conocer a Jesús con una certeza: "Rabbí, sabemos que has venido de Dios como maestro, porque nadie puede realizar los signos que tú realizas si Dios no está con él" (Jn 3, 2b)

Jesús le responde y, en adelante, Nicodemo no expresa más que preguntas en este episodio (Jn 3, 4. 9). Esa convicción que lo llevó a acercarse a Jesús, le trajo más dudas que certezas, y fue precisamente eso lo que lo conmovió y convirtió vinculándolo más aún al Salvador.

Me gusta imaginarme que Nicodemo se desilusionó de Jesús en primera instancia. Me gusta pensar que en ese diálogo realmente pensó que el Señor era un loco... Pero que más adelante, o camino a su casa, creyó en Él y entendió las palabras de Jesús: "El que no nazca de nuevo no puede ver el Reino de Dios" (Jn 3, 3b). Me gusta pensar que en un momento entre el capítulo 3 y el 7 del Evangelio de Juan, Nicodemo nació de nuevo. Tal vez se bautizó, no lo sabemos...

La segunda intervención de Nicodemo también es en un contexto de dudas y cuestionamientos. Es más, las palabras que usa el magistrado judío son nuevamente interrogativas, pero en defensa del Señor "¿Acaso nuestra Ley juzga a un hombre sin haberle antes oído y sin saber lo que hace?" (Jn 7, 51).

Finalmente, Nicodemo protagoniza otro episodio del Evangelio donde no dice palabra alguna, pero demuestra con sus actos la certeza final de creer en Cristo, demuestra amarlo y seguirlo aún después de la muerte (Jn 19, 39 - 40).

Cabe destacar otro elemento que me parece interesante sobre las dudas y certezas de Nicodemo: En una primera instancia él se acerca a Jesús en la noche (Jn 3, 2); y el evangelista pone énfasis en eso al final de su libro mencionándolo como "aquel que anteriormente había ido a verle de noche" (Jn 19, 39). Y claro ¿Cómo iría un maestro judío -encima fariseo- a hablarle en medio del día y a vista de todos?
Sin embargo el episodio de la Pasión, todos sabemos, sucede poco después de las tres de la tarde, cuando todos podían verlo. ¿Habrá calado hondo lo que le dijo Jesús sobre la luz? (Jn 3, 20 - 21).

Creyó; dudó y creyó; creyó en medio de la duda; y finalmente creyó.
Tu duda te ha salvado, Nicodemo.

lunes, 15 de noviembre de 2010

LA IMPORTANCIA DE LA ORACIÓN

A veces, como todos supongo, dudo de la efectividad de la oración.
Dudo de la efectividad de ese "el que pide se le dará (Mt 7,7)".
Seguramente en ese afán por encontrarle un sentido a la oración como petición he descubierto algo más importante aún:

Cuando uno reza y pide a Dios -con o sin esperanza de que esto se cumpla- en verdad uno está reconociéndose pequeño, está reconociéndose hijo, está declarando que no puede sólo y que necesita de Alguien; está asumiendo su vulnerabilidad.

Alzar nuestra mirada y rogar a Dios es decir "Padre, soy hijo. Padre soy tu hijo".
Decir "Me confío en Tus Manos, porque soy débil y sólo no puedo".
Rezar es reconocerse pequeño.

A mi juicio, eso es lo más importante de la oración; no esperar que Dios cumpla lo que uno le pide, sino esperar crecer en filialidad a Él.




Dedicado con cariño a todas mis compañeras que a esta altura del año piensan en sus propias fuerzas, en sus méritos, en lo difícil de este camino. Confíense. Recen.
¡Ánimo!

martes, 26 de octubre de 2010

HERMANA DUDA (Parte 4 y final)

Pero ¿qué podríamos encontrar de positivo en la duda, entonces? Por un lado, como dije antes creo que nos mantiene inquietos y, por lo tanto, en búsqueda… y eso ya es bastante.
Pero principalmente creo que la duda nos invita a reconocernos pequeños y necesitados de la guía u orientación de otro. Nos llama a abandonarnos en los brazos de otro más grande y confiar en él. Ese otro puede ser un amigo, un familiar, una polola… sin embargo, casi siempre finalmente la respuesta la encontramos en Dios. Ese Otro que siempre es más grande que nosotros y en Quien confiamos nuestra vida con toda confianza.

Cuando la duda evoluciona en confianza, está a un paso de convertirse en fe.

jueves, 21 de octubre de 2010

HERMANA DUDA (parte 3)

Lo dijo textual el Padre Juan hace unos días en clases:

“La fe tiene de todo, menos seguridad. Garantía de nada. Es un salto al vacío. Lo más arriesgado es la fe”.

Un ejemplo de nuestra necesidad de seguridad hoy en día, dijo el Padre Tibaldo, es la vivencia del Domingo de Ramos, la misa -estadísticamente- más concurrida del año. En ella la gente lleva sus ramos para bendecirlos y dejarlos en su casa ¿Para qué? Para que proteja la casa y la familia todo el año. Sin embargo el ramo es signo del seguir a Cristo, aquel cuya vida no tuvo nada de segura, sino que terminó crucificado sin tener donde reclinar la cabeza (Lc 9, 58).


martes, 12 de octubre de 2010

HERMANA DUDA (2da parte)

"Vivimos en la era de las aseguradoras" dijo el Padre Tibaldo en clases. Y claro que es cierto.

Pareciera ser que el estar seguro es una necesidad vital. Yo creo que la seguridad es signo de conformidad y, en cambio, la duda nos inquieta, nos impulsa a actuar, nos mantiene en búsqueda... ¡Que importante! Ser jardinero de mis propios dilemas, cultivarlos, hacerlos crecer y madurar.

La fe, como ya he dicho antes, tiene justamente ese componente de duda, de riesgo, de poca seguridad... Hace unos días conversábamos sobre cómo vivir el Evangelio sin seguridades, y tomamos como ejemplo a San Francisco de Asís, quien ni siquiera guardaba para sí una prenda de vestir que no fuera realmente indispensable. Hoy, en cambio, hacemos todo lo posible por no-arriesgar nuestra vida contratando seguros para el auto, para la casa, exigiendo contratos firmados hasta la última página, entregando pagarés en la universidad...

Descubrir lo hermoso de arriesgar es uno de los mayores desafíos hoy en día para nuestras vidas.