Lo dijo textual el Padre Juan hace unos días en clases:
“La fe tiene de todo, menos seguridad. Garantía de nada. Es un salto al vacío. Lo más arriesgado es la fe”.
Un ejemplo de nuestra necesidad de seguridad hoy en día, dijo el Padre Tibaldo, es la vivencia del Domingo de Ramos, la misa -estadísticamente- más concurrida del año. En ella la gente lleva sus ramos para bendecirlos y dejarlos en su casa ¿Para qué? Para que proteja la casa y la familia todo el año. Sin embargo el ramo es signo del seguir a Cristo, aquel cuya vida no tuvo nada de segura, sino que terminó crucificado sin tener donde reclinar la cabeza (Lc 9, 58).
El asunto es que sin fe no vas a ninguna parte, menos se puede agradar a Dios.
ResponderEliminarPienso que la duda honesta Dios ayuda para que se vuelva fe.