jueves, 26 de noviembre de 2009

Primer Verano, parte V (María ¿Quién eres?)

Dios Padre la elige como Hija.
Dios Hijo la reconoce como Madre.
Dios Espíritu Santo la bendice como Esposa.

¿Quién es para mí María?
Jesús le pregunta directamente a sus discípulos “Y ustedes ¿Quién decís que soy?” (Mt 16, 15).
Tal vez para los apóstoles no estaba tan claro quien era Jesús. Lo seguían porque lo admiraban, porque les brindaba seguridad, porque valoraban sus milagros, porque les asombraban sus palabras, porque los educaban sus parábolas… porque creían en Él.

María nunca nos ha interpelado de tal manera, y es porque su misión es clara: ser Madre de Dios a través de su Sí.

Pero ¿no tenemos acaso como hijos de Dios la misma misión que María? ¿No es María para nosotros -en primer lugar y entre tantas cosas- un modelo a seguir?
Sin duda que sí. Además se nos ha heredado la misión de la Virgen como describe tan hermosamente el Padre Hernán Alessandri en “Nuestra Misión, ser Alma del Mundo”: La misión de que hemos estado hablando no es, en el fondo, sino que una prolongación de la Misión Personal de María […]. Y todos los que participamos en esa misión, nos convertimos -como decía San Agustín- en “madres de Cristo”, que lo ayudan a aseguir naciendo en la vida de los hombres, en todos los tiempos y culturas.

Y si María me preguntara hoy:
“Y tú ¿Quién dices que soy?”
María, eres mi Madre.
María, eres mi Reina.
María, eres mi Bandera.
María, eres mi ejemplo.
María, eres mi Mujer amada.
María, eres mi Vida…

¡Que María sea nuestra Misión!

miércoles, 18 de noviembre de 2009

Primer Verano parte IV (50 rosas para María)

¿Por qué da vergüenza caminar con una rosa de regalo para la mujer que uno ama? ¿Por qué da vergüenza que te vean con un ramo de flores en la calle?

Por la misma razón por la que da vergüenza rezar el rosario delante de más gente: porque es un signo del amor, que es tan propio e íntimo de esas dos personas, que evitamos que se haga parte del mundo, de los demás. Puede que suene egoísta, pero es en esa intimidad y silencio donde esos signos encuentran sus sentido más pleno. No es vergüenza, entonces, sino un anhelo de mantener eso en la complicidad mutua más interna y personal.



Rezar el Rosario es regalarle rosas a la Mujer Amada, a María. Regalárselo en silencio y en privado. Sólo Ella y yo comunicándonos en la oración.
Sentir cada cuenta del Rosario puede parecerle a muchos repetitivo, cuestión de costumbre o incluso tonto ...pero ¿hace daño regalar una rosa? y si repetimos ese acto ¿no pareceremos románticos y evidentemente enamorados, en lugar de tontos como muchos podrían pensar? Con el Rosario pasa lo mismo ¿hace daño rezarle un avemaría a la Virgen? ¿hace daño rezarle 50?

Yo rezo el Rosario. No muy seguido, pero lo hago. Y lo hago porque estoy enamorado de María.



Rezar el Rosario es regalarle 50 rosas a María ¿Qué noble caballero podría negarse a regalar tal ramo a tal Mujer?

jueves, 12 de noviembre de 2009

Primer Verano parte III

Me encanta descubrir en María a esa mujer sencilla que une a toda la Iglesia. Creo que por eso los Papas siempre la citan al final de sus documentos, porque así todos quedamos contentos.

María es especial para todos.
La Religiosidad Popular Latinoamericana le guarda un lugar especial en sus corazones como Virgen de Guadalupe, Nuestra Señora de Aparecida o como Virgen del Carmen.
La religiosidad de elites la venera profundamente.
La Teología la estudia en detalle y descubre en Ella siempre algo nuevo y significativo.
Los pobres se identifican con su persona.
Los chilenos la reconocemos como nuestra Reina, nuestra Estrella Blanca.
Los soldados como su patrona.
Las mujeres se reflejan en su rostro.
Los hombres nos enamoramos de su mirada.
Los niños la miran como a su Madre.
Los adultos también.
Las madres solteras la entienden mejor que nadie.

Los marianos la amamos por dar su Sí.
Los cristianos la amamos por regalarnos a Cristo.

miércoles, 11 de noviembre de 2009

Muros



Hace unos días se conmemoró el vigésimo aniversario del muro de Berlín…
Hoy me encontré con un muro muy difícil. No tan extenso e históricamente importante como el antes citado, pero en lo personal, muy duro: Me juzgaron -una vez más- por ser shoenstattiano (no por eso es un muro difícil, sino porque la opinión vino de una persona muy querida y a quien he revelado hasta lo más hondo del corazón).

Para muchos pertenecer a Schoenstatt es ser cuico.
Para muchos pertenecer a Schoenstatt es ser cerrado de mente.
Para muchos pertenecer a Schoenstatt es ser mariano y no cristiano.
Para muchos pertenecer a Schoenstatt es ser conservador.
Para muchos pertenecer a Schoenstatt es adorar al Padre Kentenich.
Para muchos pertenecer a Schoenstatt es sectario.
Para muchos pertenecer a Schoenstatt es ser hermético.

Sé que hay muchos hermanos en la Alianza que sí cometen estos ERRORES (y pido perdón a nombre de ellos). Pero me consuela saber que son los menos.
Me consuela saber que quienes se han formado esta opinión no se han dado el trabajo de conocer realmente MI movimiento en lo profundo… en su pedagogía, en su espiritualidad, en su riqueza de Alianza…
¡Si tan sólo se interesaran por conocer al Padre Kentenich cómo cambiaría sus vidas!

Es fácil crear muros, pero concluyo con esto, que es más fácil aún inventarlos en nuestra propia mente sin siquiera asomarnos a la vida y las personas para ver si existen en verdad.



Me consuela saber que el muro de Berlín cayó.
Me consuela saber que el “Muro que impide unirnos en el Espíritu Santo” también caerá, y no seré yo quien lo derribe, sino quien mismo lo construyó cuando sepa abrir su mente, cuando sepa abrir su corazón.

Servus Mariae Nunquam Peribit!

viernes, 6 de noviembre de 2009

El Gran Salto

Hoy me he enterado de una gran noticia.
Un muy buen amigo ha tomado una decisión.
Un gran hombre ha decidido entregar su vida al Hombre.
Una gran persona se ha aventurado a donar su vida a los demás.
Porque ¿No es en definitiva eso ser sacerdote? Darse a los demás a semejanza de Cristo. Morir a sí mismo por los otros…
Ser Padre fue la vocación que Dios le regaló, pero a todos nos regala una. Una que requiera de un salto mortal de tal magnitud.



Fui testigo de cómo Francisco creció, maduró y se consolidó como persona, como católico, como hombre. Él dijo que su vocación es resultado de muchas de las cosas que nosotros a su alrededor hicimos o dijimos… ¡Que alegría más plena! Gracias por dar este salto mortal que, sin duda conllevará a otro, y a otro… Gracias porque esto nos enseña a confiar a no mirar si el bungee tiene bien sujeta la cuerda, o si me alcanzará el aire para nadar hasta lo más profundo, si los brazos aguantarán remando mar adentro…

Gracias Pancho y que San Francisco Javier, tu patrono y patrono de las misiones guíe cada uno de tus pasos que -sin duda- dejarán huella.

¡Hoy me he enterado de una gran noticia: Francisco será sacerdote de Cristo, será sacerdote de María! De Ella, cuyo santo corazón es para el mundo el refugio de paz, el signo de elección y la puerta del Cielo.

jueves, 5 de noviembre de 2009

Primer Verano parte II

Y es que María no es cualquier mujer, Ella es la Primera Misionera, la Madre del Mundo, la Balanza de Justicia, la Rosa de Jericó, la Estrella de los Mares, la Patrona de Chile, la Reina de la Paz...

Es un Río que lleva un Océano, es Vientre que se transforma en Santuario, Ojos que velaran por el sueño de Dios, es Estrella Luminosa que perpetuó Belén, es Pluma que escribe el Verbo, es Arado que prepara el Camino, es Mujer que confirma la Verdad, que da vida a la Vida...

Pero es sobre todo la Madre que se levanta día a día a trabajar por sus hijos, es la Mujer que no pierde la fe en Dios, es la Mujer que camina kilómetros para llevar a sus niños a la escuela, es la "caserita" de las verduras, la Niña que trabaja de empaquetadora en el supermercado, la Profesora que nos exige los trabajos a tiempo, la Compañera y Colaboradora constante de nuestras vidas... María está presente en cada mujer y he ahí la razón de dedicarle un Mes completo.

Eres, sin embargo, ante todo mi Madre.

Oh María, dígnate presentarnos a tu Divino Hijo, Jesús.

miércoles, 4 de noviembre de 2009

Primer Verano (Mes de María)

Este domingo 8 de Noviembre, la Iglesia comienza la celebración del Mes de María. Un mes entero dedicado a la Madre de Dios.

Tradición que viniera desde el Viejo Mundo a alojarse en tierras latinoamericanas hace ya bastantes años. Pero que, más que en el terruño mismo, se ha arraigado sin duda en lo profundo del corazón del Continente de la Esperanza y del Amor.

No quedo indiferente frente a esta celebración. En Europa se celebraba con la llegada de la primavera (del latín "prima": primera; y "ver": verano) y acá en Chile también se ha hecho coincidir, de tal manera que el sol, las flores y el renacer de la vida nos recuerden en cada instante a María, que todo resuene con su Nombre y alabanza.

¿Por qué un Mes de María y no una semana o un día?
Porque María nos ama y nos conoce tan bien que requiere tiempo para educarnos, requiere tiempo para formarnos como Ella sabe hacerlo (y como lo haría toda mujer): con delicadeza, dedicando muchos momentos del día para ayudarnos a vivir con Su Hijo, entendiendo que es un proceso difícil y lento en muchos casos, pues no todos somos como Saulo, sino más bien como Agustín.

A María se le encomendó la misión de dar a luz al Cristo, pero Ella lo acompañó hasta la Cruz.
Si a nosotros nos pidieran regalarle un día del año ¿No le ofreceríamos acaso un Mes?

Que las flores del primer verano nos recuerden siempre su pequeñez, delicadeza, pureza y hermosura. Que la lluvia nos renueve y el sol nos ilumine en este Mes.

martes, 3 de noviembre de 2009

¡Señor, haznos inquietos!

¡Qué importante es para mí esta oración! Estar inquietos, en constante actividad. Lo he dicho muchas veces y lo vuelvo a repetir: que pena llegar al final del día, mirar hacia atrás y darse cuenta que no hemos hecho nada, llegar a la cama sin algo de que descansar… que esto no se entienda como un querer sufrir o querer hacernos daño a nosotros mismos a través de ese cansancio. Es entender que ese cansancio debe ser signo de lo que realizamos durante el día.
Por otro lado este cansancio físico, esa inquietud en lo físico debe ir acompañada de una inquietud espiritual… no. Más bien, debe ser a raíz de una inquietud espiritual. Que lo que haga sea movido por la fuerza del Paráclito y sea precisamente, la voluntad de Dios.
No queremos caer en un activismo casi enfermizo. Queremos ser inquietos, para nunca dejar de buscarte y encontrarte, Padre, ver tu huella en cada cosa y en cada situación de nuestras vidas.
Que nuestra inquietud espiritual nos lleve a una constante vida de oración y contemplación… que nuestra inquietud espiritual, además nunca nos haga sentirnos conformes, no por un tema de soberbia o pesimismo, al contrario. Que nos podamos dar cuenta que siempre podemos dar más, siempre podemos hacer más, siempre podemos rezar más, siempre podemos estar más cerca de ti… por lo tanto, es inconformidad nos lleve a la profundidad como la inquietud nos lleva a la constancia en nuestra búsqueda incesante por encontrarte.
Cuando en el colegio un niño es inquieto se le tacha de desordenado o problemático, pero no me cabe duda que esos son los niños que en el futuro tampoco estarán quietos; que esos son los niños que frente a un problema no se detendrán a discutir o reflexionar lo triste que pueda ser la situación; esos son los niños que en futuro serán capaces de hacer una revolución; de hacer grandes cambios en el mundo, porque -he aquí lo importante de la inquietud espiritual- sin duda la raíz de la acción de todo revolucionario radica no en el bien y felicidad propios, sino en la felicidad del otro… ¡Ay del que se mantenga quieto! Porque será signo de que se conformó con su felicidad, porque será signo de que dejó de preocuparse por la felicidad del hermano, porque será signo de que dejó de preocuparse por la felicidad de esos Cristos sufrientes.

¡Haz que nuestro corazón nunca esté quieto! ¡Que no deje de latir! ¡Que no deje de amar!
¡Haz que nuestras manos nunca estén quietas! ¡Que no dejen de sostener! ¡Que no dejen de actuar!
¡Haz que nuestro espíritu nunca esté quieto! ¡Que no deje de buscarte! ¡Que no deje de encontrarte, Señor!
Hazme inquieto, Señor.
No me conformes, inquiétame.


(6 de Enero 2009. Catedral de Villarrica)