Esta columna la escribí hace ya varios meses. Semana Santa 2009 después de un retiro de Sábado Santo dado por el Padre Enrique da Fonseca en Ayinrehue, Temuco. Ahora que estoy de vacaciones creo que es muy acertado pensar en estos "silencios".
El Padre Enrique da Fonseca dijo el sábado en retiro de jóvenes: “la música se compone de ruidos y silencios”…
Si mi vida fuera una canción no hay duda de que existirían momentos de ruidos y momentos de silencios.
Momentos de ruido son esos en que hago mucho, en que estoy en constante movimiento, llevando a cabo proyectos, practicando un apostolado, organizando retiros, misas, misiones, etc… ¡y qué importante es hacerlo! ¡qué importante es que haya ruido en mi vida! Pero ¿Qué pasa cuando mi vida solo se llena de “hacer”? Me convierto en un activista de la historia; si la música solo es ruido constante agota.
Momentos de silencio son esos en que estoy quieto, en que estoy solo, en que estoy en oración, en contemplación, los momentos en que detengo mi rutina y la observo, la evalúo, simplemente “soy”. Esos momentos en dan sentido a mi vida ¡¡Qué importante es que haya silencio en mi vida!! Pero ¿Qué pasa cuando mi vida solo se llena de “ser”? Me convierto en un pasivista de la historia; si la música solo es silencio aburre.
Por lo tanto quiero y anhelo de corazón que esa canción, que se compone día a día, sea compuesta por las manos puras de María, Ella, que es el equilibrio entre naturaleza y gracia, entre fe y vida… ¡¡Que María componga mi canción!!
(14 de Abril 2009, Temuco)
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