Esta es otra de las reflexiones que describí antes. Este fue escrito el 28 de Agosto de 2008 y está basado en unos vídeos que vimos y que adjunté en la barra de YouTube al costado:
En Agosto de 2003 Steve Jobs, el creador de una de las empresas más importantes de la informática a nivel mundial (Apple) y, además creador de la empresa de animación más importante del momento (Pixar) ofreció una conferencia a cientos de alumnos de la Universidad estadounidense de Stanford. En ella cuenta tres historias testimoniales que hablan del futuro, de cómo enfrentarlo, del corazón y muchos otros factores que fundamentan la razón de su éxito en la vida, pero que se sustentan siempre en una palabra que repetirá Jobs en reiteradas ocasiones durante su discurso: “creer”.
La primera historia habla de “conectar los puntos” (connecting the dots), donde describe cómo al mirar hacia el futuro desde el presente nadie puede saber el significado de las cosas que están sucediendo, pero que al mirar hacia atrás siempre se podrán conectar y dar razón a todas esas situaciones que, a simple vista, parecen negativas o carentes de sentido. La segunda habla de las vueltas de la vida y el amor. Y es aquí en que insiste en no conformarse, en seguir buscando, porque el corazón y la intuición, dice Jobs, “ya saben lo que tú realmente quieres ser”. En su tercera y última experiencia motiva a vivir el día haciendo lo que el corazón dicta, sin entender esta afirmación como un carpe diem sin importar el futuro, sino que expresa cuan importante es vivir cada día sustentado en algo, es decir, darle sentido a la propia vida.
Resultan significativas, desde la perspectiva de la fe algunas frases que menciona el estadounidense: él dice que su vida comienza cuando sus padres deciden adoptarlo prometiendo a sus padres biológicos que él, algún día, iría a la universidad (a pesar de nunca graduarse). A pesar de no estar subtitulada esa frase tan importante (this was the start in my life) es imposible no preguntarse “Si para Jobs empezó ahí su vida ¿Cuándo empezó la mía?”. Jobs entendió cómo esos puntos se conectaron y desde ahí fue capaz de decir “this was the start in my life” y determinarlo así. La fe cristiana, de algún modo, marca ese inicio con el Bautismo cuando, después de haber nacido biológicamente, nacemos en Cristo interpelándonos a un estilo de vida en particular.
La fe da fuerza e impulsa a actuar: “Debes creer que los puntos se conectarán adelante, porque creer que los puntos se unirán te darán la confianza de seguir tu corazón”. Y a raíz de esta frase comienza a darse una relación importante entre la fe y el corazón, entre el creer y el amar. No puede concebirse la fe sin el amor, y no sólo desde el punto de vista de la fe en Cristo o algún Dios -como es el caso de Jobs que no menciona a Dios en ningún momento-, pues en su segunda historia él menciona que a pesar de ser despedido de su propia empresa “aún amaba lo que hacía” y que esa fue la razón para “mantenerse en marcha”. Y luego afirma “tenéis que encontrar lo que amáis”, ya que sin encontrar ese dot no habrá razón para vivir. Por lo tanto, Jobs cree profundamente en la razón del corazón, en que su corazón y su intuición siempre tendrán la respuesta correcta. El Padre José Kentenich habla de que Dios habla en la profundidad del corazón y denomina a este fenómeno “voz del alma” enmarcada en las “voces de Dios”, eso es lo que pone en práctica Steve Jobs, esa confianza en su corazón creyendo que en este se manifiesta una razón superior. Podríamos decir, entonces, que para encontrar esa felicidad es necesario, en primer lugar, creer, pero fundamental es también amar. Pero ese amor debe llevar a un actuar, como sucede en la fe, y ese actuar debe ser con alegría y con un espíritu constructivo: “Si fuera el último día de mi vida ¿querría hacer lo que voy a hacer hoy?”
Y finaliza su discurso pidiendo inconformidad, pidiendo a los graduados nunca dejar de buscar hasta encontrar ese punto que se conectará con todos los puntos de su vida: “Stay hungry, stay foolish”.
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