Hace una semana exacta regresé de las XV Misiones y Trabajos
de Verano del Colegio donde me desempeño como asesor de la Pastoral
Juvenil. Fue una experiencia
maravillosa.
Contra toda expectativa, y con el miedo constante de dejar
de sentirle el sabor a estas experiencias pastorales, el Señor me regaló una
semana llena de alegría, ánimo, y fe. Reconozco que año a año Dios me sorprende
con esta tarea. Sufro a diario el temor de perderle el gusto y acostumbrarme a
ir a Misiones, acostumbrarme a rezar, acostumbrarme a tener fe, acostumbrarme a
la comodidad de Dios… creo que no hay nada que me aterre más que eso: perder la
fe por vivirla demasiado intensamente. Raro ¿no?
Sin embargo Dios actúa de las maneras más misteriosas y efectivas…
se encargó de enamorarme de mi vocación
de educador una vez más. Se encargó sutil, pero claramente, de decirme que
valía la pena el esfuerzo, que 90 jóvenes que quieren ser protagonistas valen
la fatiga. Fue tajante para decirme que en el rostro de esos muchachos hay
esperanza… Mientras veían el video del
discurso del Papa Juan Pablo II a los jóvenes en Chile, me dediqué a ver sus
rostros… rostros jóvenes anhelantes de construir un mundo mejor, rostros
jóvenes anhelante de conocer más a Jesús.
Queridos misioneros, déjenme decirles que pude ver a Jesús
reflejado claro en sus rostros. Pude encontrar al Señor en sus miradas, y no
tuve que escudriñar, no tuve que escarbar profundo, Él está ahí, anhelando
hacerse presente y ustedes lo saben y lo sienten cada vez que quieren mejorar
el mundo, cada vez que que quieren construir una sociedad de hermanos, un mundo
de justicia y amor. ¡Sólo ustedes pueden hacerlo! ¡No tienen que esperar nada!
¡Sean protagonistas HOY que son jóvenes y no esperen más!
Gracias por quitarme el miedo, gracias por mostrarme a
Jesús, gracias por confirmar mi vocación.
Y como dijo el Papa: "Tu corazón joven quiere construir un mundo mejor... Por favor, no dejen que otros sean los protagonistas de los cambios. ¡Ustedes son los que tienen el futuro! Por ustedes entra el futuro en el mundo. A ustedes también les pido que sean protagonistas de este cambio...
Les pido que sean constructores del futuro. Que se metan en el trabajo por un mundo mejor. Queridos jóvenes, por favor ¡no balconeen en la vida! ¡Métanse en ella! ¡Jesús no se quedó en el balcón, se metió! ¡No balconeen la vida, métanse en ella como hizo Jesús!"
¡Joven protagonista, con Cristo renueva la Iglesia!