Cuando el
Padre hablaba en la misa sobre su experiencia en la JMJ de Río, o sobre todo el
voluntariado en Schoenstatt, la visita a Roma, el tiempo de Diego en Chile… me
llevó a pensar “¡Vaya que han viajado estos patudos!”.
Hoy comienzan un nuevo viaje y, si debo darles algún consejo, es que lo vivan
como lo que ustedes han sido hasta ahora: peregrinos. Estar peregrinando
implica tener conciencia de que vienes de algún lugar y que aun no llegas a tu destino y, por lo tanto, que
aun puedes avanzar aún más. Ustedes se conocieron siendo
peregrinos, su amor nació entre dos peregrinos y, para que permanezca así, deben
seguir siéndolo. Un schoenstattiano se caracteriza por venir del Santuario o
por estar camino al Santuario, no por estar quieto, conforme o tranquilo con lo
que ya se ha recorrido. ¡Sigan peregrinando! Ahora juntos, pero siempre peregrinos.
Me
impresionó la tranquilidad con que se tomaron todo, la paz que había en sus
rostros, la serenidad con que dijeron su “sí”… ¿Qué menos esperaba? ¿Cómo no
iban a estar tranquilos si su vida ha sido hace varios años ya un “sí” al Plan de
Dios? ¿Quién más que ustedes conoce lo que es abandonarse en las manos del
Padre? Esa tranquilidad y paz que pocos logran tiene un solo origen, y ese
origen se llama Dios.
¡Muchas felicidades nuevamente Feña y Diego! ¡Que Dios bendiga a esta nueva familia que comienza!
¡Muchas felicidades nuevamente Feña y Diego! ¡Que Dios bendiga a esta nueva familia que comienza!