Siempre que voy a Misiones con algún grupo de jóvenes el padre Enrique les recuerda lo importante de su propia experiencia de fe, de su relación personal con Jesús; les recuerda que ellos saben muchas cosas sobre la Biblia, sobre la vida de Jesús, sobre teología, sobre la Iglesia, etc... Y es cierto: ellos han escuchado mucho sobre todas estas cosas en misa, en retiros, en clases... cuando un tercero les dice que saben todo eso, toman conciencia de ello y lo aplican en su vida.
Con dolor veo cómo esta retroalimentación escasea en muchos de mis amigos. La mayoría de la gente que conozco la he conocido en la Iglesia y -creo que- han tenido una experiencia de fe tan buena como la mía: con el Dios de la Vida presente en cada momento; con hermanos de fe que acompañan sin dudar; con sacerdotes sabios, cercanos y amigos... Yo valoro profundamente esas vivencias que he experimentado, las atesoro en mi corazón e intento que otros también las conozcan, a pesar de que muchos me han dicho que la Iglesia es mala, que Dios no existe, que oculta la verdad, etc, etc, etc, etc, etc.....
Entiendo que quien nunca ha conocido la Iglesia en primera persona se deje llevar por estos juicios de los medios o de individuos concretos. Pero ¿por qué, entonces, algunos de mis amigos "anti-iglesia" no recuerdan la dulce experiencia que ellos vivieron en carne propia y se basan en lo que otros -que nunca han estado de este lado de la vereda- dicen? ¿Acaso su propia experiencia tiene menos peso? ¿Acaso no vale lo vivido más que lo dicho o escrito por otros ignorantes de esa realidad puntual?
verde: jaja nos! he ahí la libertad! quizás que factores hay en esa reacción humana de negación frente al reconocimiento de su historia vinculada a la iglesia, habría que leer y reflexionar un poco más. Quizás esa actitud sea en el contexto que sea, es un medio de integración a circulos sociales, probablemente cultural a nivel nacional de secularización nose, pueden ser varias las razones, porque es una reacción social. Lo que tengo claro mirado desde la moral es que en un contexto grupal es poco respetuosa esa actitud. La sanción social hacia un estilo de vida espiritual es frecuente en Chile y duro para quien se siente parte de una religión como lo es para todo sancionado. Igual es chocante pero al ser cada vez mas bajo el numero de católicos, creo que no es de extrañar que ocurra esto: que la minoría sea sancionada y se tenga que adaptar y obviamente la adherencia se hace más compleja. En lo personal creo que respetar y reconocer momentos felices, suma y no resta.
ResponderEliminaroración para reencantarnos...
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