Hace unos
días estuve en el III Congreso de Educación Católica de la diócesis, cuyo tema
era la Educación y las familias. Fue una experiencia muy positiva de la cual me
llevo muchos aprendizajes nuevos, y la corroboración de otros. Dentro de ellos
el siguiente:
La primera
charla del congreso hablaba sobre la realidad de las familias en la región y el
país. La relatora contó una experiencia que me parece, al menos, interesante.
Contaba que dentro de una investigación que realizó en Alto Bío-Bío con un
grupo de niños pehuenches, varios niños declaraban que eran castigados por sus
padres cuando se portaban mal o les iba mal en el colegio. Por lo general
recibían “varillazos” en sus piernas, y las únicas personas que los defendían
eran sus abuelos. Por lo tanto -y he aquí la corroboración de un antiguo
aprendizaje- ellos anhelaban que sus papás envejecieran, pues tenían la
esperanza de que siendo “viejitos” iban a ser buenos.
Hoy que se
cumple un nuevo aniversario de tu muerte, abuelita, puedo decir nuevamente y
con más convicción ¡Dios es abuelo!
¡Cómo quisiera que hubieras conocido a la Celeste! Pero sé que la cuidas desde el Cielo =)