jueves, 25 de agosto de 2016

DIOS ES ABUELO II


Hace unos días estuve en el III Congreso de Educación Católica de la diócesis, cuyo tema era la Educación y las familias. Fue una experiencia muy positiva de la cual me llevo muchos aprendizajes nuevos, y la corroboración de otros. Dentro de ellos el siguiente:

La primera charla del congreso hablaba sobre la realidad de las familias en la región y el país. La relatora contó una experiencia que me parece, al menos, interesante. Contaba que dentro de una investigación que realizó en Alto Bío-Bío con un grupo de niños pehuenches, varios niños declaraban que eran castigados por sus padres cuando se portaban mal o les iba mal en el colegio. Por lo general recibían “varillazos” en sus piernas, y las únicas personas que los defendían eran sus abuelos. Por lo tanto -y he aquí la corroboración de un antiguo aprendizaje- ellos anhelaban que sus papás envejecieran, pues tenían la esperanza de que siendo “viejitos” iban a ser buenos.
Hoy que se cumple un nuevo aniversario de tu muerte, abuelita, puedo decir nuevamente y con más convicción ¡Dios es abuelo! 

¡Cómo quisiera que hubieras conocido a la Celeste! Pero sé que la cuidas desde el Cielo =)

miércoles, 10 de agosto de 2016

Ser libre no es hacer lo que quiero.
Ser libre es hacer lo que amo.

sábado, 6 de agosto de 2016

LA INVITACIÓN

Hace un tiempo esto me hubiese enojado. Pero hoy me alegra. Me alegra mucho.

Día miércoles. Misa de 6º a 8º básico.
Hago la fila para comulgar y delante mío va NA.
Él va atento a los demás, va mirando a la gente que está sentada en las bancas.
No pretende saludar, no pretende ser popular entre sus compañeros, no quiere figurar.
Solo quiere compartir lo que él ama, lo que a él le da alegría, lo que él sabe que es importante: comulgar.
Con un gesto pequeño que hace con su mano, invita a sus amigos a unirse a la fila. Le va mal con la mayoría... justamente porque él sabe a quien invitar: a los más desordenados, a los que están más lejos, a los que tienen miedo, a los que tienen dudas, a los pecadores, es decir, a los que requieren de Jesús, como Él mismo dijo (Lc 5, 31).
Más de alguno acepta su invitación, rompe con su timidez y se acerca al Señor.
Con eso basta. NA lo ha logrado. Cumple su objetivo... y, sin saberlo, logra una gran sonrisa en su Profesor.
Ahora espera el próximo miércoles para seguir invitando.
Ahora espero el próximo miércoles para hacer lo mismo.