Junto al
Padre Enrique estamos movilizando a los alumnos de 6° a 8° básico (11 a 13 años
de edad) a que hagan preguntas sobre la fe, la Iglesia y la religión. En clases
les he entregado un papelito para que pregunten sus dudas de manera anónima, de
tal forma que el padre pueda responder dichas interrogantes en la homilía de
las misas de los miércoles.
Surgen
preguntas clásicas como “¿Por qué los sacerdotes no se pueden casar?” o “¿Qué pasa
si cometo muchos pecados?”, etc. Pero hay varias que a mí, personalmente, me
llaman la atención y me encantan, y que me motivan a seguir educando en la fe
a estos muchachos y muchachas. Aquí van:
Si cuando
nos morimos nos vamos al cielo y vivimos allá ¿Por qué tenemos que vivir acá
antes?
¿Por qué Jesús
no fue personalmente a decir que resucitó y mandó a las mujeres que lo fueron a
ver?
Si Dios creó
todo ¿Por qué está la droga en el mundo?
¿Por qué, en
vez de mezclar las lenguas en la Torre de Babel, no impidió que fuera planeada
su construcción?
¿Por qué, si
somos sus hijos, Dios permite que nos hagamos daño entre nosotros?
¿Por qué pone
a los seres humanos en el Paraíso, para luego quitárselo por el resto de la
eternidad?
Cuando uno
reza ¿Es mejor concentrarse y entender la frase o es mejor decirlo de memoria,
pero rezarlo hartas veces?
¿Por qué Dios
nos creó?
¿Si la serpiente
no hubiese aparecido en el Jardín del Edén seguiríamos viviendo en la
ignorancia y no tendríamos nada de lo que tenemos hoy?
¿Por qué Jesús
se sacrificó por nosotros? Y ¿Qué consiguió con resucitar?
¿Es un pecado
dudar de la existencia de Dios?
¿María
siempre quiso ser mamá de Jesús?
¿Cómo no se
pierde la fe y se mantiene en todo momento?
¿Cómo puedo
hacer para estar más cercana a Dios si yo rezo todos los días, pido, doy
gracias y pido perdón?