No sé cómo
partir… pero tú sí.
Tú sabes
cómo partir. Como dejar de lado tu hogar, tu trabajo, tus comodidades, cómo no
atarte a un lugar o, incluso, a personas que amas, con tal de partir a otro
lugar lejano en ayuda de los que más lo necesitan.
Tú sabes
cómo partir, y muchos de nosotros no. Nos quedamos en proyectos, en sueños, en
el papel, pero tú sí sabes irte. Sin duda te cuesta, te duele, te confunde,
pero a pesar de todo eso confías en que ese anhelo en tu corazón tiene su
fundamento en los planes de Dios.
Tú sabes
cómo partir, porque tienes la valentía suficiente, porque en tu corazón hay un
fuego que no deja de arder y no te permite estar quieta. Como dijo un amigo "la vida es para arder, no parda durar" y tú lo entiendes plena y humildemente. Ese fuego que te mueve no puede ser
otro que el amor de Dios.
Hace algunos
días te dije “ojalá no vuelvas”. Quiero corregirlo, quiero decirte que esa
frase no tiene sentido en esta aventura que emprendes, porque todo aquel que parte
lejos para servir a otros, no vuelve jamás. Vuelve otra persona mucho mejor, mucho más
sabia, mucho más feliz y mucho más grande. Sé que no volverás, porque la Karen
que -eventualmente- podría volver, será una mucho mejor.
Ánimo en
este viaje, que parte en Arica, pero que tengo la certeza de que no terminará
ahí (y tampoco aquí).
Tú sabes
partir, tú sabes caminar, pero sobre todo, tú sabes SOÑAR, y todo para la mayor
gloria de Dios ¿Qué mejor?