miércoles, 24 de marzo de 2010

EN LA CANCHA SE VEN LOS GUERREROS.


“Guerreros” se llama el nuevo programa de TVN (Televisión Nacional de Chile) cuyos capítulos relatan la vida de algunos seleccionados chilenos del equipo de fútbol, muchos de ellos con un origen pobre y una historia cargada de esfuerzo.
Me hace mucho ruido ver hoy a esos “guerreros” conduciendo un Chevrolet Camaro, viajando de país en país o viviendo en mansiones de lujo.
Ellos, sin duda, han ganado su guerra, pero ¿Cuántos hay que siguen luchando en el anonimato? ¿Cuántos guerreros han luchado con todo su esfuerzo y han sucumbido ante la pobreza?

Pienso en Graciela Belmar que luchó su guerra y después de trabajar durante casi 30 años, noche a noche cuidando una galería en el sector más peligroso de la ciudad por un sueldo mucho menor al mínimo y un riesgo mucho mayor al máximo. Ella ganó la batalla de la “casa propia”, pero estuvo lejos de ganar la de la pobreza.
Pienso en el “Tío Jorge” -o el “Padre Hurtado” como le llamaban sus amigos, porque acogía a todos los que se lo pidieran en su pequeño y húmedo colchón- que luchó su propia guerra en la calle hasta el día de su muerte con la convicción de que se iría de ahí el día en que todos sus compañeros indigentes estuvieran en un lugar digno. Él no ganó esa guerra y muchos de sus amigos fueron testigos de su partida.
Pienso en el “Vitito” que, privado de libertad en Puente Alto, confiesa haber asaltado ese banco para mantener a su “señora” y a su hijo. Él, a diario, lucha la guerra contra la vida tras los barrotes. Cuando cumpla su condena deberá luchar contra la falta de oportunidades, contra la discriminación y, una vez más, contra la pobreza.
Pienso en Claudio de Carahue, que junto a su pequeña hija y su joven esposa emprendieron el camino del matrimonio y la familia. Viven en la humilde casa de su hermana que se ha quitado la vida hace poco. Él trabaja como operador de maquinaria pesada en una empresa forestal y por esa razón debía arreglárselas con 9 dedos en sus manos. Llega a casa cada noche cansado y con la esperanza de que su hija esté despierta. Claudio sigue luchando su guerra contra la pobreza y existe un alto porcentaje de probabilidades de que la pierda.

Ellos son Guerreros dignos de un programa de televisión. Ellos son “guerreros del 2010”, del pasado, del presente, pero ojalá que puedan descansar de la lucha en el futuro.

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