"No tenemos casa, no tenemos comida, no tenemos nada... pero tenemos la vida que es lo más importante, y las manos buenas para seguir trabajando".
No recuerdo si fue exactamente así como lo dijo esa señora que declaraba en la TV, pero recuerdo como se me pararon los pelos del brazo, se me llenaron los ojos de lagrimones y el pecho se me infló intensamente.
¡Ese es el espíritu!
¡Fuerza, te prometo continuar orando por ustedes, nuestros hermanos!
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