lunes, 28 de febrero de 2011

TEJIDO A TIERRA (1era parte)

Me comprometo a averiguar por qué se llama así este gran disco del sacerdote jesuita, Cristóbal Fones. Producción que ha cautivado mis oídos estos últimos días y que hace tanto tiempo compré como regalo para mi amiga Feña.

Sus letras me han acompañado en este inicio de año.

No pretendo ser comentarista de música, porque realmente me declaro un ignorante en el tema, pero sí puedo hablar de lo que provoca en mí cada una de estas canciones.

A pesar de tener una canción en inglés, creo que es un trabajo realmente representativo de la religiosidad chilena y se refleja en su música y sus versos.

Destaco intensamente la canción “Paz Armada” dedicada a los sacerdotes, en este tiempo tan difícil tras la sentencia a Karadima.

Me conmuevo con “Mi cuerpo es comida” que inevitablemente me recuerda el amargo rostro de una pobreza en muchos compatriotas que nos angustia y urge como cristianos.

“Ñütunge Ñidol” me traslada al corazón de nuestro pueblo mapuche.

Aunque no sé bailar cueca, me pican los pies por zapatear “El sermón del monte”.

Y el poema “Oración a Cristo del Calvario” de Gabriela Mistral -como siempre- me maravilla con la realidad de un Cristo que muere por nosotros, y que está presente en tantos pobres como lo dijo San Alberto Hurtado que, por supuesto, también tiene lugar en este disco mediante la canción “Fuego” (la misma que escuchamos en el disco “Un fuego que enciende otros fuegos”).

Siempre es ideal comprar el original, pero si no pueden hacerlo, escúchenlo en este blog que me enviaron hace un tiempo. Vale la pena rezar estas canciones. No creo que el padre Cristóbal se enoje.

domingo, 20 de febrero de 2011

AMOR Y FE BASTAN

Ayer Leonidas y Jenny se casaron.

Ambos sin una carrera que terminar. Ambos jóvenes. Ambos sin mucho apuro más que la urgencia de amarse libre y para siempre.

Contra toda lógica social, con poco más que su amor, con los invitados necesarios, con una sencilla y hermosa ceremonia, decidieron contraer matrimonio ante Dios. Ponerse los anillos, jurarse fidelidad y ver qué resultará de eso.

Hoy parece ser necesario tener de todo antes de arriesgarse a dar un paso así.

Pareciera ser que ni siquiera el amor es signo de seguridad.

Al parecer nos hemos olvidado de amar.

Al parecer nos hemos olvidado que Dios nos amó primero sabiendo lo pequeños que somos; sabiendo que podíamos abandonarlo.

La fe y el amor comparten mucho.

Hoy especialmente pienso en que comparten la impetuosa exigencia del riesgo, la necesidad de no saber con certeza lo que vendrá, sino creer con esperanza que será bueno… y aunque no fuera así nos tendremos el uno al otro para sobrellevarlo y superarlo juntos.

Y cuando digo el uno al otro me refiero a Dios y al hombre; a Jenny y Leo.


¡Felicidades a ambos! ¡Que Dios bendiga esta nueva familia que nace bajo su seno!

viernes, 18 de febrero de 2011

A PASO LENTO

Hoy* estaba esperando a NJ en el Terminal de buses y mientras ella llegaba me detuve a observar a la gente. Por alguna razón distinguía inmediatamente a la gente que no era de la ciudad, a la “gente de campo”. Pensé primero que era su aspecto, su ropa, su manera de caminar… pero no. Era algo más determinante.

La semana pasada fui a Misiones a una localidad bastante rural y también noté esa característica especial en esas personas: todos ellos caminan a paso lento, nada los apura, nada es tan importante como saborear cada momento de la vida.

Ellos sí poseen gran sabiduría.


(*): En verdad no fue HOY. Lo escribí hace días, antes de irme a Misiones Familiares.

martes, 15 de febrero de 2011

PARPADEAR

Hace algún tiempo escuché a una profesora -creo- referirse a la fe budista como una religión de los ojos cerrados. En esa categoría incluía el budismo, como dije, y en general muchas religiones -especialmente las orientales- como el Hindú, la Conciencia de Krsna, el Islam, etc...
Con esto se refería a que eran religiones que vivían en constante oración y poca acción.

No me atrevo a juzgar si esos sectores de la fe, esos caminos para alcanzar a Dios, son correctos o incorrectos; mejores o peores; de los ojos abiertos o de los ojos cerrados... sólo me aventuraré en decir que cada religión debiera ser un constante parpadeo.

Si existe una fe que sólo pone sus ojos en Dios y no en los hombres, probablemente no concretice su amor a Dios plenamente.
Amar a Dios nos debe llevar siempre a amar a los hombres... Ninguna fe se puede vivir solo.

Es bueno cerrar los ojos para encontrar a Dios en lo profundo de nuestro corazón, en el silencio de nuestra oración.
Es bueno abrir los ojos para encontrar a Dios en la mirada de cada hermano, en el clamor de nuestro pueblo.

Es bueno abrir y cerrar los ojos una y otra vez.