Siempre hemos sido criticados por nuestros hermanos protestantes,
pues nos refutan porque repetimos una y otra vez las mismas oraciones de
memoria sin darle un sentido de diálogo con el Señor. Hay que comenzar por
hacer el mea culpa y reconocer que
muchas veces -quizás la mayoría de las veces- rezamos sin cargar de sentido y
sentimiento nuestras palabras, pero creo profundamente que hay más riqueza en
estas prácticas tan criticadas.
Rezar lo mismo es, en primer
lugar, saber que estamos todos de acuerdo. Creemos en lo mismo, poniendo
distintos acentos seguramente según las distintas experiencias de vida y
experiencias culturales, pero el “depósito de la fe” es el mismo.
En segundo lugar es un signo de unidad que muchas iglesias
protestantes debieran imitar. Somos UNA Iglesia Católica, y eso es maravilloso.
Estamos unidos en oración, pues en cada uno de esos rezos que “repetimos como
cotorras” recordamos a todos nuestros hermanos que están alrededor de la tierra
e, incluso, en el Cielo, y han dicho las mismas palabras buscando una
vinculación profunda con Dios y los demás.
La palabra “católica” viene del griego y significa “universal”. ¿Qué mejor ejemplo que nuestra oración compartida con todos los católicos del universo? Somos tantos católicos en el mundo, y sin embargo TODOS
estamos en el mismo tiempo litúrgico. ¡Qué hermoso es ver blogs de diferentes
países (Nicaragua, España, Chile, Perú, Burundi, Italia, etc...) y ver que estamos
todos en sintonía! Todos hablando sobre el adviento, o sobre algún santo que
celebramos como Iglesia, o sobre alguna fiesta importante...
Me enorgullece decir que rezo, porque eso inmediatamente me reconoce
como católico. No digo que “oro” porque dejo abierta la posibilidad a ser de
cualquier otra Iglesia cristiana que, sin menospreciar, no tienen la unidad que
tenemos nosotros.
Gracias por leer. REZO por ti.
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