sábado, 28 de agosto de 2010

¿CÓMO NO, AGUSTÍN?

¿Cómo no hablar de mi buen Agustín en su día? Pareciera que la Providencia me susurra suavemente a mis preguntas por este santo.

Tan sólo ayer hablábamos de que el hijo se reconoce por la sonrisa de la madre y unas horas más tarde el Padre menciona en la homilía que San Agustín alcanza la santidad tanto por méritos suyos como de su madre, Mónica.
Es más, entre estos dos acontecimientos Dios me regaló la oportunidad de hablar con los padres de las niñas del Hogar en una reunión: "El máximo referente de las niñas son ustedes, sus padres".
Ayer fue un día especial y se corona hoy con la celebración de San Agustín.
Abramos, pues, una página de sus Confesiones:

Confiese, pues, lo que sé de mí; confiese también lo que de mí ignoro; porque lo que sé de mí lo sé porque tú me iluminas, y lo que de mí ignoro no lo sabré hasta tanto que mis tinieblas se conviertan en mediodía en tu presencia.

No con conciencia dudosa, sino cierta, Señor, te amo yo. Heriste mi corazón con tu palabra y te amé. Mas también el cielo y la tierra y todo cuanto en ellos se contiene he aquí que me dicen de todas partes que te ame; ni cesan de decírselo a todos, a fin de que sean inexcusables..
. (Confesiones Libro X, Capítulos V - VI).


No sigo escribiendo por mantenerme fiel a mi principio de entradas cortas, pero por Dios que dan ganas de seguir tecleando.
Sí, ahora entiendo porque me gusta tanto San Agustín.

3 comentarios:

  1. La imagen es una escultura mural de San Agustín, de Antonio Álvarez

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  2. Bueno bueno, ha sido un gozo encontrar este blog y comprobar que hay amigos comunes que lo siguen. Me ha fascinado, así que con tu permiso te enlazo para seguir disfrutando de tu página. Un saludo afectuoso

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  3. Angelo gracias por visitar el blog, en verdad lo hago con mucho cariño... eres muy bienvenido

    un abrazo

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