jueves, 31 de mayo de 2012

EL ESPÍRITU SOPLA DONDE QUIERE (2nda parte)


Al ser pagano Lucas valora la diferencia de los distintos miembros de la comunidad, y no ve como un problema que haya judíos convertidos a Cristo o paganos convertidos a Cristo, porque cada uno tiene un espacio en el Cielo si abraza al Señor. El Espíritu sopla donde quiere y Lucas pudo darse cuenta de eso.

Me gusta pensar en este evangelista -mi preferido- como un hombre cuya vida fue transformada no por el Padre, ni por el Hijo, ni siquiera por el Espíritu, sino por la Santísima Trinidad en su totalidad. Me gusta creer que él pudo entender que Dios no se agotaba en dualidades como la de paternidad-filialidad, o de castigador-misericordioso, ni varón-mujer, ni menos judío-pagano, sino que en su mente estaba la certeza de un Dios que siempre es más grande de lo que se puede imaginar. Un Dios que además no nos deja cuando asciende al Cielo luego de resucitar, sino que permanece en nosotros hasta el día de hoy.

Como dijo el Padre Enrique en la misa de ayer domingo: hubo un tiempo, el del Antiguo Testamento, de reyes, profetas y sabios que fue el tiempo del Padre; hubo un tiempo que fue del Hijo, en que vivió más de treinta años junto a los hombres; pero desde entonces vino el tiempo del Espíritu Santo y es ese el tiempo que estamos viviendo ahora. 

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