lunes, 1 de octubre de 2012

NUESTRO TESTIMONIO

Ayer fuimos con un grupo de misioneros del Colegio a la comunidad en la cual misionamos durante los últimos dos veranos. Compartimos la mesa junto a la gente del lugar en la eucaristía y con un exquisito almuerzo (¿no está demás decir "y"? da para otra entrada).

En la homilía el párroco se dirigió a los jóvenes misioneros y les dijo "Ustedes han dado testimonio en este lugar. Con solo venir ya están dando testimonio. La gente los veía caminando en las calles o trabajando en la capilla y con eso ya daban testimonio. Con solo venir a este lugar hay mucha gente que se motivó, que se reencantó con el Señor y con la Iglesia". Los muchachos no habían tomado conciencia de eso seguramente hasta ese momento, pero así fue.

Algo parecido me pasó en clases con un 8vo básico. Hay una niña -una excelente muchacha- que siempre se ha declarado agnóstica y que siempre ha cuestionado las creencias de la Iglesia. Eso, a decir verdad, ha sido muy positivo para el curso porque impulsa a profundizar aún más en las reflexiones de cada clase... La semana pasada hicimos una actividad en la que cada uno debía reconocer en qué situaciones de su vida se había sentido acompañado por Jesús. Pero ¿qué pasaría con esta niña si no creía en el Señor? Ella me preguntó "pero ¿cómo lo hago si no soy cristiana, profesor?" La conversación, sin duda fue muy bonita. Hablamos sobre Dios, sobre la fe, sobre su fe, sobre Dios como "Causa Primera" de la vida... en fin, fue un momento en el que sentí que acompañaba a esta niña en su vida espiritual (independiente de su religión).

Desde ese día, ella se ha acercado a saludarme mucho más cariñosamente en el colegio. Me ha hablado por facebook, siento que me ve con cierto rostro de conformidad, como diciendo "él me entiende". Creo que fue una manera de dar testimonio también.

A veces creemos que lo que hacemos no sirve de nada.
Casi siempre olvidamos que somos Iglesia.
Nunca recordamos que Dios pone de su parte en nuestro testimonio.

1 comentario:

  1. La palabra de Dios no vuelve vacía.
    Eso es la fe, creerlo.
    Uno hace la parte mínima, Él hace la tarea mayor.

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