lunes, 5 de septiembre de 2011

LA NOVEDAD DE JESÚS

Jesús trae cosas nuevas a la vida “religiosa” de los judíos de su tiempo, Él hace nuevas todas las cosas (Apoc 21, 1; Mt 16, 13).

Cristo, de por sí, nace en medio de algo nuevo para lo pensado por los judíos. Un mesías esperado por siglos nacía en medio del pueblo de Israel. Ya es algo nuevo recibir a Dios hecho hombre, pero recibirlo en un pesebre, pobre, hijo de una madre sotera, al margen y perseguido, por supuesto es algo novedoso.

Hay novedades en Jesús que son obvias: al comienzo de su ministerio Él trae nuevos mandamientos. “Amar al prójimo como a uno mismo” es el primero de ellos, pero también nos muestra cómo debe vivir el cristiano a través del discurso del monte (Mt 5ss). En las Bienaventuranzas Cristo nos muestra cómo vivir magnánimamente y -a diferencia de los mandamientos que nos muestran el mínimo- cómo vivir al máximo la fe. Ya no es suficiente con ser bueno, con cumplir la ley, con ser un hombre justo… ¡hay que ser santos! ¡Hay que ser perfectos! (Mt 5, 48).

Durante su vida trae cosas nuevas a los ritos tradicionales de la cultura judía: como poner al hombre por sobre el sábado (Mt 12, 1-8); se hacía acompañar por mujeres (Lc 8, 1-3; 10, 38-39), e incluso debió considerarlas importantes tanto así que los evangelistas describen que son algunas mujeres quienes encuentran el sepulcro vacío (Jn 20, 1ss).

Valoraba a los niños, extranjeros, viudas y enfermos ¡Una locura! Pero una de sus “novedades más novedosas” sin duda es su muerte. ¿Cómo, si Éste era Dios, puede morir de la forma más terrible, de la forma menos humana? Como bien dice el padre Vicente Huerta en su blog: “Nadie había pensado en un Mesías crucificado. …La paradoja era indescriptible”. O en palabras de José Antonio Pagola: “Los primeros cristianos lo sabían. Su fe en un Dios crucificado sólo podía ser considerada como un escándalo y una locura. ¿A quién se le había ocurrido decir algo tan absurdo y horrendo de Dios? Nunca religión alguna se ha atrevido a confesar algo semejante”.

No obstante, eso no es todo. El Cristo no es sólo un dios que muere en la cruz, sino un hombre que resucita de la muerte, que se levanta, pues el concepto de resurrección -hasta donde sé- no tenía la misma connotación que tiene hoy, y por eso los evangelistas utilizaron expresiones como “venció la muerte”, “se levantó de entre los muertos”... No sólo para referirse a la resurrección de Jesús, sino para referirse también a la resurrección de la hija de Jairo (Mc 5, 41-42); y del hijo de la viuda de Naín (Lc 7, 14-15).

Jesús de Nazareth hizo cosas nuevas para la cultura judía de su tiempo, pero es importante que día a día haga nuevas todas las cosas HOY en nuestro mundo y en nuestro corazón, y eso depende de nosotros.

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