CIUDAD DEL VATICANO.- El Papa Benedicto XVI expresó hoy su solidaridad con las poblaciones chilenas afectadas por el terremoto, rezó por las víctimas y exhortó "a todos", especialmente a las organizaciones eclesiásticas, a ayudar a los damnificados.
"Mi pensamiento está en Chile y con las poblaciones golpeadas por el terremoto que ha causado numerosas víctimas e ingentes daños. Rezo por los fallecidos y me siento espiritualmente junto a las personas afectadas por esa grave calamidad", dijo el Pontífice ante varios miles de personas que asistieron en la plaza de San Pedro al rezo del ángelus.
El Obispo de Roma imploró a Dios que alivie el sufrimiento de las personas afectadas "y les dé fuerzas para superar esta adversidad".
"Estoy seguro de que no faltará la solidaridad de todos, en particular de las organizaciones eclesiásticas", agregó en italiano.
Después, hablando en español, el Papa Ratzinger reiteró que se sentía "particularmente cercano a la querida población chilena afectada por un gran terremoto en su país".
"En un momento como éste, brota espontáneamente una plegaria al Señor por las víctimas y un mensaje de aliento a todos para superar esta gran prueba", manifestó en español.
Estas son imágenes de los destrozos en Temuco, la mayoría en el centro de la ciudad, gracias a Dios la mayoría locales comerciales y no viviendas.
domingo, 28 de febrero de 2010
viernes, 19 de febrero de 2010
¿TE ATREVES A LEERME?
_______________________________________________________
Si un enamorado desafiara a la mujer que ama a besarla
seguramente se le tildaría de osado.
Si una madre desafiara a su hijo a estudiar
podríamos entenderla como exigente.
Si un vendedor desafiara a un cliente a comprar su producto
probablemente sería considerado creativo.
¿Y si un niño de la calle nos desafiara a ayudarlo?
Canción para un Niño de la Calle
Letra y música: P. Alex Vigueras, SS.CC.
Tu casita es de cartón
las estrellas son tu cielo,
tu jardín es de cemento y el sol
tu compañero de juego.
En palacio de cartón nació el amor.
En palacio de cartón nació el amor.
¿Quién te peina en las mañanas?
¿Quién te abriga en los inviernos?
¿Serán las alas del pájaro azul
que conociste en tus sueños?
Si un enamorado desafiara a la mujer que ama a besarla
seguramente se le tildaría de osado.
Si una madre desafiara a su hijo a estudiar
podríamos entenderla como exigente.
Si un vendedor desafiara a un cliente a comprar su producto
probablemente sería considerado creativo.
¿Y si un niño de la calle nos desafiara a ayudarlo?
Canción para un Niño de la Calle
Letra y música: P. Alex Vigueras, SS.CC.
Tu casita es de cartón
las estrellas son tu cielo,
tu jardín es de cemento y el sol
tu compañero de juego.
En palacio de cartón nació el amor.
En palacio de cartón nació el amor.
¿Quién te peina en las mañanas?
¿Quién te abriga en los inviernos?
¿Serán las alas del pájaro azul
que conociste en tus sueños?
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jueves, 18 de febrero de 2010
MIÉRCOLES DE CENIZA
_______________________________________________________
Creo que el Miércoles de Ceniza es una de las fiestas de la Iglesia que menos entiendo… por ahora lo entenderé así, sumado al llamado a profundizar en la oración, la limosna, el ayuno y la penitencia.
La ceniza nace del fuego.
El fuego representa a la fuerza.
La fuerza más poderosa es la fe.
La fe está anclada en Dios.
Dios es el Creador.
El Creador es también el Redentor.
El Redentor es Cristo.
Cristo, que se hizo Hombre, como nosotros.
El Hombre nace del polvo,
Y vuelve al polvo, a las cenizas.
Cuaresma es un llamado a la renovación.
A empezar este tiempo renovándose en amor a Cristo.
A disponer el camino para su Resurrección, como lo hizo Juan Bautista, que es Voz que Clama en el desierto y preparó su venida.
Creo que el Miércoles de Ceniza es una de las fiestas de la Iglesia que menos entiendo… por ahora lo entenderé así, sumado al llamado a profundizar en la oración, la limosna, el ayuno y la penitencia.
La ceniza nace del fuego.
El fuego representa a la fuerza.
La fuerza más poderosa es la fe.
La fe está anclada en Dios.
Dios es el Creador.
El Creador es también el Redentor.
El Redentor es Cristo.
Cristo, que se hizo Hombre, como nosotros.
El Hombre nace del polvo,
Y vuelve al polvo, a las cenizas.
Cuaresma es un llamado a la renovación.
A empezar este tiempo renovándose en amor a Cristo.
A disponer el camino para su Resurrección, como lo hizo Juan Bautista, que es Voz que Clama en el desierto y preparó su venida.
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lunes, 15 de febrero de 2010
¿Qué hago contigo, Muerte?
El jueves recién pasado me fui con un amigo a la playa "a deo". Llegué ayer.
Nos llevó una camioneta todo el viaje y el caballero -que nos pidió que entráramos adelante en lugar de subir al pick-up- nos contó que había perdido hace un par de años a su hijo. Nos habló de lo alegre que era Leonardo, y lo mucho que lo querían sus muchos amigos... yo sólo atiné a decirle "Bueno, hay que quedarse con eso".
Hoy mi mamá lloró nuevamente frente a mí mientras hablaba de mi abuelita, que ya se marchó hace casi seis meses.
No he ido a verla al cementerio desde Noviembre. ¿Qué podría hacer frente a su tumba más que llorarla o recordarla tanto como lo puedo hacer desde cualquier lado?
La semana pasada asistí a la misa de aniversario de muerte de un muy buen amigo y en la que se leyó un texto de San Agustín sobre la muerte que -si mal no recuerdo- era parecido a este:
No llores si me amas. ¡Si conocieras el don de Dios y lo que es el Cielo! ¡Si pudieras oír el cántico de los Ángeles y verme en medio de ellos! ¡Si pudieras ver desarrollarse ante tus ojos los horizontes, los campos eternos y los nuevos senderos que atravieso! ¡Si por un instante pudieras contemplar, como yo, la belleza ante la cual todas las otras bellezas palidecen!
¿Tú me has visto, me has amado en el país de las sombras, y no te resignas a verme y amarme en el país de las inmutables realidades?
Créeme: cuando la muerte venga a romper tus ligaduras como ha roto las que a mí me encadenaban, y cuando un día que Dios ha fijado y conoce, tu alma venga a este Cielo en que te ha precedido la mía, ese día volverás a ver a aquél que te amaba y que siempre te ama y encontrarás su corazón con todas sus ternuras purificadas.
Volverás a verme, pero transfigurado, extático y feliz, no ya esperando la muerte, sino avanzando contigo, a quien llevaré de la mano por los sendero s nuevos de la luz y de la vida, bebiendo con embriaguez a los pies de Dios un néctar del cual nadie se saciará jamás.
Enjuga tus lágrimas y no llores si me amas.
La muerte ¿Qué se puede hacer con ella sino esperarla?
Muy por el contrario ¡Cuánto se puede hacer con la vida!
Nos llevó una camioneta todo el viaje y el caballero -que nos pidió que entráramos adelante en lugar de subir al pick-up- nos contó que había perdido hace un par de años a su hijo. Nos habló de lo alegre que era Leonardo, y lo mucho que lo querían sus muchos amigos... yo sólo atiné a decirle "Bueno, hay que quedarse con eso".
Hoy mi mamá lloró nuevamente frente a mí mientras hablaba de mi abuelita, que ya se marchó hace casi seis meses.
No he ido a verla al cementerio desde Noviembre. ¿Qué podría hacer frente a su tumba más que llorarla o recordarla tanto como lo puedo hacer desde cualquier lado?
La semana pasada asistí a la misa de aniversario de muerte de un muy buen amigo y en la que se leyó un texto de San Agustín sobre la muerte que -si mal no recuerdo- era parecido a este:
No llores si me amas. ¡Si conocieras el don de Dios y lo que es el Cielo! ¡Si pudieras oír el cántico de los Ángeles y verme en medio de ellos! ¡Si pudieras ver desarrollarse ante tus ojos los horizontes, los campos eternos y los nuevos senderos que atravieso! ¡Si por un instante pudieras contemplar, como yo, la belleza ante la cual todas las otras bellezas palidecen!
¿Tú me has visto, me has amado en el país de las sombras, y no te resignas a verme y amarme en el país de las inmutables realidades?
Créeme: cuando la muerte venga a romper tus ligaduras como ha roto las que a mí me encadenaban, y cuando un día que Dios ha fijado y conoce, tu alma venga a este Cielo en que te ha precedido la mía, ese día volverás a ver a aquél que te amaba y que siempre te ama y encontrarás su corazón con todas sus ternuras purificadas.
Volverás a verme, pero transfigurado, extático y feliz, no ya esperando la muerte, sino avanzando contigo, a quien llevaré de la mano por los sendero s nuevos de la luz y de la vida, bebiendo con embriaguez a los pies de Dios un néctar del cual nadie se saciará jamás.
Enjuga tus lágrimas y no llores si me amas.
La muerte ¿Qué se puede hacer con ella sino esperarla?
Muy por el contrario ¡Cuánto se puede hacer con la vida!
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sábado, 6 de febrero de 2010
¿Católico por descarte?
No pondré en duda que la fe católica llegó a América como imposición de los españoles y colonizadores en general. No cuestionaré el valor de las religiones ancestrales precolombinas que vinculan su vida la mapu o al inti… a la naturaleza en general. Tampoco desconoceré la libertad de cada persona de elegir y seguir una fe según lo que crea verdadero. Pero sí daré mi opinión sobre la fe que yo practico, sobre la Iglesia en la que yo creo.
Por lo general cuando uno es niño “hereda” una religión de parte de sus padres -y agradezco a Dios haber heredado la de mi madre y no la de mi padre-, pero también es cierto que al crecer todo adolescente normal se revela contra lo establecido incluyendo esa fe a la que tanto se abrazaba de pequeño, considerándola sin sentido, sin explicación lógica… luego de crecer y madurar un poco, se está capacitado para “decidir la propia fe” de acuerdo al contexto cultural, sin duda, como he prevenido antes.
Si he decidido ser católico no es porque no haya tenido más opción. Caigo en esta reflexión después de que dos amigos reconocidos católicos me dijeran uno “me gusta la religión ba hai’ porque valora a las otras religiones”, y el otro “¿de verdad has leído el libro del mormón?”… En el primer caso no dudé en decirle que nuestra fe también lo hace, desde el Concilio Vaticano II sobre todo. En el segundo diálogo afirmé que sí. Eso no me hacía más o menos católico.
Por un lado pienso en lo importante de conocer nuestra propia fe. Por otro lado pienso en lo fundamental de conocer otras religiones para rectificar la mía, sin miedo a creer que puedo hacerme parte de ella…
Como dice San Agustín Fides, si non cogitetur, nulla est…, es decir, Una fe que no se reflexiona es nula.
.
Por lo general cuando uno es niño “hereda” una religión de parte de sus padres -y agradezco a Dios haber heredado la de mi madre y no la de mi padre-, pero también es cierto que al crecer todo adolescente normal se revela contra lo establecido incluyendo esa fe a la que tanto se abrazaba de pequeño, considerándola sin sentido, sin explicación lógica… luego de crecer y madurar un poco, se está capacitado para “decidir la propia fe” de acuerdo al contexto cultural, sin duda, como he prevenido antes.
Si he decidido ser católico no es porque no haya tenido más opción. Caigo en esta reflexión después de que dos amigos reconocidos católicos me dijeran uno “me gusta la religión ba hai’ porque valora a las otras religiones”, y el otro “¿de verdad has leído el libro del mormón?”… En el primer caso no dudé en decirle que nuestra fe también lo hace, desde el Concilio Vaticano II sobre todo. En el segundo diálogo afirmé que sí. Eso no me hacía más o menos católico.
Por un lado pienso en lo importante de conocer nuestra propia fe. Por otro lado pienso en lo fundamental de conocer otras religiones para rectificar la mía, sin miedo a creer que puedo hacerme parte de ella…
Como dice San Agustín Fides, si non cogitetur, nulla est…, es decir, Una fe que no se reflexiona es nula.
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viernes, 5 de febrero de 2010
Vida eterna
Viendo la película “Más allá de los sueños” una amiga me preguntó cómo me imaginaba el Cielo. Conversamos un poco sobre eso y yo me preguntaba a mi mismo sobre la Vida eterna.
¡Que difícil es no cuestionarse la existencia de la vida después de la muerte!
El filme demuestra finalmente que el amor es tan fuerte como para romper con las mismísimas leyes escatológicas del cielo y el infierno.
Solo concluyo que una persona que viva santamente no necesariamente se irá al Cielo cómo lo imaginamos o cómo nos lo han hecho imaginar, pero sí estoy seguro que aunque no viva eternamente en el “Paraíso” sí vivirá eternamente en el corazón de los demás ¿Hay un “Cielo” más importante?
con cariño para "Cheruve"
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jueves, 4 de febrero de 2010
Hormigas
Hoy me di el tiempo de mirar una hilera de hormigas. Cada una se guiaba por el paso de la otra. De vez en cuando chocaban con las que venían en sentido contrario y se daban la licencia de detenerse, juntar sus antenas y luego seguir su camino. Todas iban al mismo paso. Todas eran iguales. Todas iban por un mismo camino…
Cuando ya me disponía a quitar la mirada y abandonar el “perfecto” espectáculo vi a otra hormiga que estaba lejos de la ruta. Tengo entendido que para no perderse siguen un rastro químico que dejan con sus patas o antenas, pero aún así siempre hay una o dos que se pierden. La observé por largo rato y nunca encontró el camino de regreso… espero de corazón que lo haya descubierto después.
¿Por qué se pierden si su camino está trazado desde el comienzo? ¿Depende este camino de la primera hormiga de la fila? ¿Qué las puede separar de la hilera tan claramente definida? ¿Puede encontrar el camino sola?
Esa hormiga representa a la “excepción que confirma la regla”. Al fruto prohibido del Paraíso. Al Lucifer del Cielo. Al "veranito de San Juan". Al punto negro del signo del Ying-Yang…
Nada es perfecto. Pero todo puede serlo.
Así como toda hormiga se puede perder del camino, toda hormiga puede volver a él.
Cuando ya me disponía a quitar la mirada y abandonar el “perfecto” espectáculo vi a otra hormiga que estaba lejos de la ruta. Tengo entendido que para no perderse siguen un rastro químico que dejan con sus patas o antenas, pero aún así siempre hay una o dos que se pierden. La observé por largo rato y nunca encontró el camino de regreso… espero de corazón que lo haya descubierto después.
¿Por qué se pierden si su camino está trazado desde el comienzo? ¿Depende este camino de la primera hormiga de la fila? ¿Qué las puede separar de la hilera tan claramente definida? ¿Puede encontrar el camino sola?
Esa hormiga representa a la “excepción que confirma la regla”. Al fruto prohibido del Paraíso. Al Lucifer del Cielo. Al "veranito de San Juan". Al punto negro del signo del Ying-Yang…
Nada es perfecto. Pero todo puede serlo.
Así como toda hormiga se puede perder del camino, toda hormiga puede volver a él.
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miércoles, 3 de febrero de 2010
La Iglesia que amo
Pocas catedrales de canto y oro,
Muchas capillas de barro y tabla.
Pocos ricos adiestrados a la indiferencia,
Muchos pobre expertos en pasión compartida.
Pocos letrados calculadores y prudentes,
Muchos sencillos que saben de fe y esperanza.
Pocos doctores muy seguros de su doctrina,
Muchos testigos que escuchan de verdad.
Poco poder de fariseos y sacerdotes de carrera,
Mucho servicio huidle a los hermanos más pequeños.
Pocos proyectos de dólares y marcos,
Muchas mingas de sudor y canto.
Pocas bendiciones de armas, bancos y gobiernos,
Muchas marchas de paz, justicia y libertad.
Poco temor al Dios del castigo y de la muerte,
Mucho respeto al Dios del amor y de la vida.
Poco culto de espaldas al pueblo
A Cristo rey eterno en las alturas.
Mucho amor y seguimiento a Jesús el de María,
Compañero, Hijo, Profeta, Hijo del Padre.
Poco, cada vez menos,
Mucho, cada vez más.
Poema del Padre Ronaldo Muñoz sscc escrito el 14 de Abril de 1983. Publicado en “Llamados desde el pueblo”, Ediciones Paulinas - Rehue, 1990, Santiago de Chile
Muchas capillas de barro y tabla.
Pocos ricos adiestrados a la indiferencia,
Muchos pobre expertos en pasión compartida.
Pocos letrados calculadores y prudentes,
Muchos sencillos que saben de fe y esperanza.
Pocos doctores muy seguros de su doctrina,
Muchos testigos que escuchan de verdad.
Poco poder de fariseos y sacerdotes de carrera,
Mucho servicio huidle a los hermanos más pequeños.
Pocos proyectos de dólares y marcos,
Muchas mingas de sudor y canto.
Pocas bendiciones de armas, bancos y gobiernos,
Muchas marchas de paz, justicia y libertad.
Poco temor al Dios del castigo y de la muerte,
Mucho respeto al Dios del amor y de la vida.
Poco culto de espaldas al pueblo
A Cristo rey eterno en las alturas.
Mucho amor y seguimiento a Jesús el de María,
Compañero, Hijo, Profeta, Hijo del Padre.
Poco, cada vez menos,
Mucho, cada vez más.
Poema del Padre Ronaldo Muñoz sscc escrito el 14 de Abril de 1983. Publicado en “Llamados desde el pueblo”, Ediciones Paulinas - Rehue, 1990, Santiago de Chile
martes, 2 de febrero de 2010
“La Manzana” y la Trinidad (ensayo 4)
Uno de los últimos ensayos del ramo fue este. Intenta relacionar el filme árabe "La manzana" con la Trinidad ¡Wow, que dificil!
Fue escrito en diciembre de 2008:
En la película-documental de Samira Makhmalbaf “La Manzana” se muestra con claridad lo importante que son las relaciones interpersonales en la vida de toda persona, lo importante que es que el concepto de alteridad se lleve a la práctica. El filme expone como una madre ciega hace que los otros (sus hijas y esposo) vivan la misma desgracia que ella y se hagan parte de su “yo” de manera negativa, proyectando su desgracia en ellos, especialmente en sus hijas Massoumeh y Zahra, quienes a causa de esto pierden la capacidad de identidad, desconocen el mundo fuera de su casa; desconocen a otros aparte de su madre Soghra y su padre. Este último, sin duda juega un rol fundamental, ya que él podría regalar esa identidad a sus hijas, como lo hace el Padre en la Trinidad.
Por lo tanto, he aquí dos problemas que conllevan a uno mayor. El primero: la falta de identidad de las niñas y, además, del padre debido al egoísmo de la madre; el segundo: a causa de no conocerse a sí mismas, las niñas no tienen la capacidad de conocer a los demás; y, por último, sin duda esto lleva a la falta de relaciones interpersonales en ellas y a una gran dificultad a la hora de comunicarse una vez que han salido de la casa.
Sin embargo, el final resulta alentador demostrando que el ser humano está hecho para la relacionalidad. Cuando las niñas se encuentran con otros niños, con un perro o con el mundo en general, tienen grandes dificultades para desenvolverse, pero luego de compartir con otros -especialmente con las dos niñas que las pasean por la ciudad- descubren el cariño, la amistad, la alegría. Después de ver la cruda imagen de la madre sujetando las manos de sus dos hijas fuertemente para que no las separaran al inicio del filme, me impresionó la imagen de Massoumeh regalando una manzana a una de sus nuevas amigas, a pesar de que esta se negara a jugar con ella y cómo esta le responde con un beso. Esa manzana fue la fuente de la relación que por fin pudo liberar a las niñas de su encierro. En paralelo, sin embargo, se desarrolla otra relación igual de relevante que la anterior: la del padre consigo mismo al conversar con la asistente social y, cortando los barrotes de su puerta, tomar conciencia del error que estaba cometiendo, no sólo con su familia, sino en primer lugar con su persona al vivir la vida de alguien más, en este caso, su esposa.
Es, entonces, solo en el final del filme cuando se entiende la razón de porqué las niñas riegan una planta diariamente desde la reja de su casa, y es signo de que a pesar de su falta de libertad y de conocimiento del mundo exterior, ellas, como toda persona humana, responden a su condición natural de ser dadoras y constructoras de vida, responden a ese don gratuito regalado por Dios. La consecuencia de quien no responde a la vida, de quien no ve al otro como un “tú”, sino como un “ello” –en términos de Buber- queda manifestada en la madre quien, finalmente se queda sola.
La Trinidad, por lo tanto, es un Dios que se relaciona, consigo mismo y con los otros (los hombres) y, al igual que a Massoumeh y Zahra, nos interpela a todas las personas a responder a nuestra naturaleza humana como lo hizo Jesús: saliendo al encuentro verdadero del otro, regando esa planta, regalando esa manzana.
Fue escrito en diciembre de 2008:
En la película-documental de Samira Makhmalbaf “La Manzana” se muestra con claridad lo importante que son las relaciones interpersonales en la vida de toda persona, lo importante que es que el concepto de alteridad se lleve a la práctica. El filme expone como una madre ciega hace que los otros (sus hijas y esposo) vivan la misma desgracia que ella y se hagan parte de su “yo” de manera negativa, proyectando su desgracia en ellos, especialmente en sus hijas Massoumeh y Zahra, quienes a causa de esto pierden la capacidad de identidad, desconocen el mundo fuera de su casa; desconocen a otros aparte de su madre Soghra y su padre. Este último, sin duda juega un rol fundamental, ya que él podría regalar esa identidad a sus hijas, como lo hace el Padre en la Trinidad.
Por lo tanto, he aquí dos problemas que conllevan a uno mayor. El primero: la falta de identidad de las niñas y, además, del padre debido al egoísmo de la madre; el segundo: a causa de no conocerse a sí mismas, las niñas no tienen la capacidad de conocer a los demás; y, por último, sin duda esto lleva a la falta de relaciones interpersonales en ellas y a una gran dificultad a la hora de comunicarse una vez que han salido de la casa.
Sin embargo, el final resulta alentador demostrando que el ser humano está hecho para la relacionalidad. Cuando las niñas se encuentran con otros niños, con un perro o con el mundo en general, tienen grandes dificultades para desenvolverse, pero luego de compartir con otros -especialmente con las dos niñas que las pasean por la ciudad- descubren el cariño, la amistad, la alegría. Después de ver la cruda imagen de la madre sujetando las manos de sus dos hijas fuertemente para que no las separaran al inicio del filme, me impresionó la imagen de Massoumeh regalando una manzana a una de sus nuevas amigas, a pesar de que esta se negara a jugar con ella y cómo esta le responde con un beso. Esa manzana fue la fuente de la relación que por fin pudo liberar a las niñas de su encierro. En paralelo, sin embargo, se desarrolla otra relación igual de relevante que la anterior: la del padre consigo mismo al conversar con la asistente social y, cortando los barrotes de su puerta, tomar conciencia del error que estaba cometiendo, no sólo con su familia, sino en primer lugar con su persona al vivir la vida de alguien más, en este caso, su esposa.
Es, entonces, solo en el final del filme cuando se entiende la razón de porqué las niñas riegan una planta diariamente desde la reja de su casa, y es signo de que a pesar de su falta de libertad y de conocimiento del mundo exterior, ellas, como toda persona humana, responden a su condición natural de ser dadoras y constructoras de vida, responden a ese don gratuito regalado por Dios. La consecuencia de quien no responde a la vida, de quien no ve al otro como un “tú”, sino como un “ello” –en términos de Buber- queda manifestada en la madre quien, finalmente se queda sola.
La Trinidad, por lo tanto, es un Dios que se relaciona, consigo mismo y con los otros (los hombres) y, al igual que a Massoumeh y Zahra, nos interpela a todas las personas a responder a nuestra naturaleza humana como lo hizo Jesús: saliendo al encuentro verdadero del otro, regando esa planta, regalando esa manzana.
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lunes, 1 de febrero de 2010
Identidad, alteridad, relación (ensayo 3)
Este es otro de los ensayos que antes mencioné sobre "identidad, alteridad y relación" como bien dice. Basado también, en gran parte en el corto alemán "Balance" también puesto en la barra lateral. Fue escrito en Noviembre de 2008:
Según filósofos modernos como Martín Buber y Martín Heidegger, todo hombre se conoce a sí mismo sólo tras un encuentro con otro. Ese “otro” que llamamos “tú” es igual a mí, pero diferente. Es decir, es igual en el sentido de también ser un “yo” desde su perspectiva: poseer pensamientos, sentimientos e ideas propias; pero es distinto en cuanto no es el “yo” que yo soy y está totalmente fuera de mí. Entonces “yo” soy aquel en el que sus actos dependen sólo de mí, sus sentimientos y pensamientos sólo son conocidos por mí; y el otro es aquel que posee estas mismas dimensiones, pero están fuera de mí; es a través del cual me puedo conocer al descubrir nuestras diferencias; es el que me ve como “otro”. Esa relación de retroalimentación de ambos nos hace crecer y descubrir que no sólo somos “yo” para nosotros mismos, sino que también somos “tú” para el otro.
En el cortometraje alemán “Balance” se nos muestra uno de los peligros de toda relación: el egoísmo. Cuando dejamos de ver al otro -en términos del judío Martín Buber- como un “tú” y lo vemos como un “ello” nos olvidamos de su condición de persona humana y lo utilizamos para nuestra propia conveniencia. La obra de los Lauenstein muestra como los hombres iguales aparentemente, pero diferentes en lo esencial, es decir, en su propia identidad (representada en los números de su espalda) se utilizan para lograr sus objetivos personales, llámese poder, poseer, etc. (representadas en la caja) invadidos por el egoísmo. Finalmente es ese afán personal el que deja sólo al hombre y sin poder alcanzar su objetivo, manifestando en el filme que no se pueden lograr sólo.
El Evangelio nos propone precisamente lo opuesto al egoísmo de manera muy explícita: “Si alguno quiere seguirme, que se niegue a sí mismo cargue con su cruz de cada día y me siga.” (Lc 9, 23 - 24), en palabras de San Alberto Hurtado “no basta con dar, hay que darse”. En cuanto a la relación con los otros, el mejor ejemplo cristiano de esto lo encontramos en la parábola del buen samaritano, donde el “otro” es finalmente quien hace lo que “yo” debía hacer. Ese otro, por lo tanto, es potencialmente igual a mí. Jesús menciona, además, a los “otros”, es decir a los que no eran judíos, a lo largo de todo el Evangelio -principalmente el de Lucas- tales como los enfermos, los niños, las mujeres, las viudas… Más aún Jesús nació de una mujer soltera, uno de los grupos sociales más excluidos de su tiempo y del nuestro.
Por lo tanto, se hace importante tener claro ciertas claves para establecer buenas relaciones: primero, que somos “otros” para “otros”; y en segundo lugar que nunca hay que anteponer al propio “yo”, sino al “tú” del otro.
Según filósofos modernos como Martín Buber y Martín Heidegger, todo hombre se conoce a sí mismo sólo tras un encuentro con otro. Ese “otro” que llamamos “tú” es igual a mí, pero diferente. Es decir, es igual en el sentido de también ser un “yo” desde su perspectiva: poseer pensamientos, sentimientos e ideas propias; pero es distinto en cuanto no es el “yo” que yo soy y está totalmente fuera de mí. Entonces “yo” soy aquel en el que sus actos dependen sólo de mí, sus sentimientos y pensamientos sólo son conocidos por mí; y el otro es aquel que posee estas mismas dimensiones, pero están fuera de mí; es a través del cual me puedo conocer al descubrir nuestras diferencias; es el que me ve como “otro”. Esa relación de retroalimentación de ambos nos hace crecer y descubrir que no sólo somos “yo” para nosotros mismos, sino que también somos “tú” para el otro.
En el cortometraje alemán “Balance” se nos muestra uno de los peligros de toda relación: el egoísmo. Cuando dejamos de ver al otro -en términos del judío Martín Buber- como un “tú” y lo vemos como un “ello” nos olvidamos de su condición de persona humana y lo utilizamos para nuestra propia conveniencia. La obra de los Lauenstein muestra como los hombres iguales aparentemente, pero diferentes en lo esencial, es decir, en su propia identidad (representada en los números de su espalda) se utilizan para lograr sus objetivos personales, llámese poder, poseer, etc. (representadas en la caja) invadidos por el egoísmo. Finalmente es ese afán personal el que deja sólo al hombre y sin poder alcanzar su objetivo, manifestando en el filme que no se pueden lograr sólo.
El Evangelio nos propone precisamente lo opuesto al egoísmo de manera muy explícita: “Si alguno quiere seguirme, que se niegue a sí mismo cargue con su cruz de cada día y me siga.” (Lc 9, 23 - 24), en palabras de San Alberto Hurtado “no basta con dar, hay que darse”. En cuanto a la relación con los otros, el mejor ejemplo cristiano de esto lo encontramos en la parábola del buen samaritano, donde el “otro” es finalmente quien hace lo que “yo” debía hacer. Ese otro, por lo tanto, es potencialmente igual a mí. Jesús menciona, además, a los “otros”, es decir a los que no eran judíos, a lo largo de todo el Evangelio -principalmente el de Lucas- tales como los enfermos, los niños, las mujeres, las viudas… Más aún Jesús nació de una mujer soltera, uno de los grupos sociales más excluidos de su tiempo y del nuestro.
Por lo tanto, se hace importante tener claro ciertas claves para establecer buenas relaciones: primero, que somos “otros” para “otros”; y en segundo lugar que nunca hay que anteponer al propio “yo”, sino al “tú” del otro.
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