lunes, 15 de febrero de 2010

¿Qué hago contigo, Muerte?

El jueves recién pasado me fui con un amigo a la playa "a deo". Llegué ayer.
Nos llevó una camioneta todo el viaje y el caballero -que nos pidió que entráramos adelante en lugar de subir al pick-up- nos contó que había perdido hace un par de años a su hijo. Nos habló de lo alegre que era Leonardo, y lo mucho que lo querían sus muchos amigos... yo sólo atiné a decirle "Bueno, hay que quedarse con eso".

Hoy mi mamá lloró nuevamente frente a mí mientras hablaba de mi abuelita, que ya se marchó hace casi seis meses.
No he ido a verla al cementerio desde Noviembre. ¿Qué podría hacer frente a su tumba más que llorarla o recordarla tanto como lo puedo hacer desde cualquier lado?

La semana pasada asistí a la misa de aniversario de muerte de un muy buen amigo y en la que se leyó un texto de San Agustín sobre la muerte que -si mal no recuerdo- era parecido a este:

No llores si me amas. ¡Si conocieras el don de Dios y lo que es el Cielo! ¡Si pudieras oír el cántico de los Ángeles y verme en medio de ellos! ¡Si pudieras ver desarrollarse ante tus ojos los horizontes, los campos eternos y los nuevos senderos que atravieso! ¡Si por un instante pudieras contemplar, como yo, la belleza ante la cual todas las otras bellezas palidecen!

¿Tú me has visto, me has amado en el país de las sombras, y no te resignas a verme y amarme en el país de las inmutables realidades?

Créeme: cuando la muerte venga a romper tus ligaduras como ha roto las que a mí me encadenaban, y cuando un día que Dios ha fijado y conoce, tu alma venga a este Cielo en que te ha precedido la mía, ese día volverás a ver a aquél que te amaba y que siempre te ama y encontrarás su corazón con todas sus ternuras purificadas.

Volverás a verme, pero transfigurado, extático y feliz, no ya esperando la muerte, sino avanzando contigo, a quien llevaré de la mano por los sendero s nuevos de la luz y de la vida, bebiendo con embriaguez a los pies de Dios un néctar del cual nadie se saciará jamás.

Enjuga tus lágrimas y no llores si me amas.



La muerte ¿Qué se puede hacer con ella sino esperarla?
Muy por el contrario ¡Cuánto se puede hacer con la vida!

1 comentario:

  1. Que hago contigo muerte? Buena pregunta. Pero tal como dices, debemos pensar en la vida. Muchos temen la muerte por su apego a lo material. Algunos otros, porque sus esperanzas son borrosas. Pero lo que si es cierto, es que vivir nos prepara para la muerte. Ayer entreviste a un muchacho joven. Al final de varias preguntas, pude ver que no tenía miedo a la muerte por su forma de vivir y no por la esperanza que religiosa o culturalmente le hayan enseñado. Su paz estaba fundada en su forma de vida.
    Gracias por compartir este comentario. Definitivo lo usaré como una aporte sincera de lo que se piensa. Y digo esto, porque muchos que he entrevistado sobre el tema, al informarles de la entrevista, visten todas son respuestas con retórica que hace lucir bien su fe. Pero creo que no se lo creen, ja!

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