Hoy se acaba de celebrar el Domingo de Ramos en el Colegio (Sí, ya sé que es lunes).
¡Qué hermoso asegurarnos de que ningún niño se quede sin haberlo celebrado! Porque, si no lo celebró ayer junto a su familia, es una alegría que lo pueda celebrar hoy con sus amigos. Y si ya lo había celebrado ¿le hará mal hacerlo nuevamente?
En una ceremonia sencilla, pero cargada de simbolismo un representante de cada curso se encargó de llevar un ramito para que fuera bendecido y luego llevarlo a su sala.
Hace unos días dos amigas que son Educadoras de Párvulos, me preguntaron cómo trabajar la Semana Santa en los niños. Recién hoy les respondí, porque no había tenido mucho tiempo, porque a ratos se me olvidaba y, principalmente, porque no sabía muy bien qué responderles.
Mi respuesta fue que intentaran simbolizar cada día de la Semana Santa con un símbolo concreto y especial, porque para los niños y niñas de pre-básica es necesario tener signos que puedan relacionar con alguna idea.
Para mí uno de los símbolos más importantes y representativos de la Semana Santa y del amor de Cristo por sus discípulos, es el lavado de pies. Un acto de humildad único en la historia que corona una vida de entrega y sencillez en Jesús. Un acto que nos invita a servir; un acto que nos invita a amar profundamente, hasta darlo todo.
Les cuento, para terminar, una graciosa anécdota que me contó un Profesor del Colegio sobre la celebración del Domingo de Ramos hace un año.
El Profesor le preguntó a su curso "Niños ¿Por qué recibían a Jesús con ramos cuando entró a Jerusalén?". Uno de los niños levantó la mano y respondió muy seguro "Porque en ese tiempo no habían pompones".
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