Algunos
meses atrás publiqué dos entradas (
ésta y
ésta)
que narraban la trágica historia de la pakistaní Asia Bibi, de la cual no he
alejado mi mente y mi oración en este tiempo, pero sí le había perdido el
rastro.
Hoy me
encuentro con esta misiva cargada de tristezas, angustias, y dolor, pero
también de esperanza en el Señor. Publicada por Libros Libres, es una carta
titulada "Sacadme de aquí", escrita por la mujer pakistaní y dirigida
a sus hijos y a su amado esposo. VAYA NUESTRA ORACIÓN A ELLA, SU FAMILIA Y
TODOS LOS CRISTIANOS PERSEGUIDOS EN ESTA CUARESMA QUE COMIENZA.
"Mi querido Ashiq, mis queridos hijos:
(...) Desde que he vuelto a mi celda y sé que voy a morir, todos mis
pensamientos se dirigen a ti, mi amado Ashiq, y a vosotros, mis adorados hijos.
Nada siento más que dejaros solos en plena tormenta.
Tú, Imran, mi hijo mayor de dieciocho años, te deseo que encuentres una buena
esposa, a la que tú harás feliz como tu padre me ha hecho a mí.
Tú, mi primogénita Nasima, de veintidós años, ya tienes tu marido, con una
familia que tan bien te ha acogido; da a tu padre pequeños nietecitos que
educarás en la caridad cristiana como te hemos educado nosotros a ti.
Tú, mi dulce Isha, tienes quince años, aunque seas medio loquilla. Tu papá y yo
te hemos considerado siempre como un regalo de Dios, eres tan buena y
generosa... No intentes entender por qué tu mamá ya no está a tu lado, pero
estás tan presente en mi corazón, tienes en él un lugarcito reservado nada más
que para ti.
Sidra, no tienes más que trece años, y bien sé que desde que estoy en prisión
eres tú la que se ocupa de las cosas de la casa, eres tú la que cuida de tu
hermana mayor, Isha, que tanto necesita de ayuda. Nada siento más que haberte
conducido a una vida de adulto, tú que eres tan jovencita y que deberías estar
todavía jugando a las muñecas.
Mi pequeña Isham, sólo tienes nueve años, y vas a perder ya a tu mamá. ¡Dios
mío, qué injusta puede ser la vida! Pero como continuarás yendo a la escuela,
quedarás bien armada para defenderte de la injusticia de los hombres.
Mis niños, no perdáis ni el valor ni la fe en Jesucristo. Os sonreirán días
mejores y allá arriba, cuando esté en los brazos del Señor, continuaré velando
por vosotros. Pero por favor, os pido a los cinco que seáis prudentes, os pido
no hacer nada que pueda ofender a los musulmanes o las reglas de este país.
Hijas mías, me gustaría que tuvierais la suerte de encontrar un marido como
vuestro padre.
Ashiq, a ti te he amado desde el primer día, y los veintidós años que hemos
pasado juntos lo prueban. No he dejado nunca de agradecer al cielo haberte
encontrado, haber tenido la suerte de un matrimonio por amor y no concertado,
como es costumbre en nuestra provincia. Teníamos los dos un carácter que encajaba,
pero el destino está ahí, implacable… Individuos infames se han cruzado en
nuestro camino. Hete ahí, solo con los frutos de nuestro amor: guarda el coraje
y el orgullo de nuestra familia.
Hijos míos, (...) papá y yo hemos tenido siempre el deseo supremo de ser
felices y de haceros felices, aun cuando la vida no es fácil todos los días.
Somos cristianos y pobres, pero nuestra familia es un sol. Me habría gustado
tanto veros crecer, seguir educándoos y hacer de vosotros personas honestas… ¡y
lo seréis! (...) No sé todavía cuándo me cuelgan, pero estad tranquilos, amores
míos, iré con la cabeza bien alta, sin miedo, porque estaré en compañía de
Nuestro Señor y con la Virgen María, que me acogerán en sus brazos.
Mi buen marido, continúa educando a nuestros niños como yo habría deseado
hacerlo contigo.
Ashiq, hijos
míos amadísimos, os voy a dejar para siempre, pero os amaré por toda una
eternidad.
Mamá."